En una jornada histórica que le puso freno a la impunidad, el Tribunal Oral Federal Nº1 leyó la sentencia contra Oscar Pascual Guerrieri, Jorge Fariña, Daniel Amelong, Walter Pagano y Eduardo Constanzo por los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la dictadura en centros clandestinos de detención de la ciudad y alrededores. La pena la deben cumplir en cárceles comunes. Emoción entre los familiares de las víctimas del terrorismo de Estado
La palabra que más esperaban los familiares y amigos de las víctimas del terrorismo de Estado en Rosario sonó cinco veces: "Perpetua". Esa es la pena que aplicó, en una jornada histórica que puso fin a años de impunidad y que se convierte en todo un hito en la larga pelea de los organismos de los derechos humanos por verdad y justicia, el Tribunal Federal Oral Nº1 a los procesados por crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura militar en el marco del primer juicio oral a los responsables de la represión, el correspondiente a la causa Guerrieri-Amelong.
En la sentencia quedó explicitado que las condenas se llevarán en cárceles comunes. Aunque en los casos de Guerrieri y Costanzo serán analizados, ya que venía cumpliendo prisión domiciliaria por razones de salud.
Sobrevivientes, familiares y amigos de las víctimas del terrorismo de Estado celebraron en la colmada sala de audiencias la resolución contra Oscar Pascual Guerrieri, Jorge Fariña, Daniel Amelong, Walter Pagano y Eduardo Constanzo, condenados a cadena perpetua e inhabilitación por su actuación en los centros clandestinos de detención Quinta de Funes, La Calamita, La Intermedia, Escuela Magnasco, ex Fábrica Militar de Armas Domingo Matheu, ubicados en la ciudad y alrededores. Los crímenes de esto cinco imputados –privaciones ilegítimas de la libertad, torturas, homicidios– fueron considerados de lesa humanidad por los magistrados, que por eso hizo lugar a la condena que pedían los querellantes.
La audiencia se interrumpió unos minutos después de la lectura de la condena a Amelong, quien se puso una vincha que rezaba "preso político" y fue retirado del recinto por la fuerza pública tras no acatar el pedido de los magistrados para que depusiera su actitud.
A las 12.10 los tres jueces que integran el Tribunal federal Nº1 –Otmar Paulucci, Jorge Venegas Echagüe y Beatriz Caballero de Varaban– se sentaron en sus lugares en una sala colmada, donde frente a ellos los imputados esperaban escuchar el veredicto.
Afuera, la concentración arrancó bastante antes y una verdadera multitud esperó el fallo. Luego de la lectura de cada condena un aplauso estalló en el interior del recinto, donde los familiares y amigos de las víctimas no podían contener la emoción. Lo mismo pasaba afuera, pero multiplicado por miles.
Condena por "genocidio"
A horas de conocerse la sentencia, la abogada Gabriela Durruty, quien junto a Daniela Asinari representa a los sobrevivientes del CCD que funcionó en la ex Fábrica Militar Domingo Matheu -Juan Rivero y Ramón Verón- junto a María Panelo de Forestello -madre de Ana María Forestello, hasta hoy desaparecida-, expresó las expectativas que alimentan de cara al jueves: “La prueba es más que suficiente para acreditar, con grado de certeza, cinco condenas a cadenas perpetua, tal cual lo solicitamos”, sostuvo. En este sentido, indicó que “fue expreso pedido de las personas que representamos”.
“Como abogadas de la Liga Argentina de los Derechos del Hombre y Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas creemos que en Argentina sucedió algo más que una suma de delitos. Se trata de un delito de derecho internacional, es se llama genocidio”, observó.
Durruty consideró que esta espera “es un momento de muchas emociones para nuestros representados que tienen muchas expectativas después de 30 años” y remarcó: “Es la primera vez que realmente se consigue que los represores se sienten ante jueces de la Nación”.
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