Marcha por Silvia Suppo ¡Esclarecimiento y Justicia!

lunes, 31 de enero de 2011

HIJOS volvió a exigir el esclarecimiento del caso Suppo

 Hoy, después de diez meses, seguimos exigiendo el esclarecimiento del asesinato de Silvia Suppo, seguimos exigiendo una investigación profunda y seria en el ámbito de de la justicia federal, pidió la agrupación HIJOS en un comunicado

A pesar de todas las denuncias que venimos realizando, tanto en los medios como ante asuntos internos de la policía provincial, en relación al mal desempeño de la policía local, evidenciado en la falta de cuidado de la escena del crimen, la omisión de medidas preventivas para evitar la fuga de los asesinos de la ciudad de Rafaela, el ocultamiento de pruebas, como la copia de las filmaciones de la terminal. No se ha tomado ninguna medida de parte de las autoridades competentes (el juez de instrucción o superiores administrativos) para sancionar este tipo de irregularidades y evitar que se reiteren.

Es así que cuando el juez de instrucción llama a declarar a unos de los pocos testigos importantes que aparentemente no es familiar o amigo de los detenidos, la policía lo cita para que antes declare ante ellos.

A la fecha no tenemos conocimiento de que se haya entregado al juzgado de instrucción el acta que allí se confeccionó, ni que se instruyera un sumario al personal policial que cometiera tan grave irregularidad. Lamentamos profundamente que los jóvenes y democráticos agentes intervinientes, como los calificara un funcionario provincial, sigan manteniendo las viejas y antidemocráticas conductas, ignorando la orden de un juez.

A pesar de la confesión de los detenidos, hoy tenemos en la causa elementos que se toman como pruebas que no fueron encontrados en la escena del crimen ni en posesión de los imputados, y que a pesar de haber sido periciados hasta el cansancio por todas las fuerzas posibles (policía de Rafaela y de Santa Fe, y gendarmería nacional) no tienen huellas ni rastros de sangre ni de la víctima ni de los imputados, como es el caso de la ropa y los cuchillos.

Los testigos mas importantes de esta causa son en su mayoría familiares de los detenidos: la mujer, el hermano, la hermana, la cuñada etc., etc.… de estos primos confesos.

A pesar del sin numero de irregularidades y de la ansiedad manifiesta del juez Mognaschi por elevar la causa a juicio oral sin profundizar la investigación, un testigo, que por la gravedad del caso tuvo que adoptar la identidad reservada, dio indicios que no solo vinculan a genocidas como instigadores del asesinato de Silvia, sino que además habló de cómplices, a quienes Mognaschi imputó en una rápida e insólita investigación, para luego dictarles falta de mérito más rápidamente aún.

Desde la querella se le presentó al juez un pedido de apartamiento de la causa para que reconozca su falta de competencia y lo derive a la justicia federal a los fines de investigar en forma real y efectiva las posibles vinculaciones entre el crimen de Silvia Suppo y los genocidas de la última dictadura militar.

Pero el juez provincial no declinó su competencia. Entonces recurrimos a la Cámara de Apelaciones quien dijo que la causa debía investigarse en la justicia federal.

Pero el juez y el fiscal federal consideraron que es la justicia provincial quien debe investigar tal crimen.

Finalmente, al haber un conflicto de competencia, será la Corte Suprema de Justicia de la Nación quien decidirá el destino de la investigación que pueda llevarnos a conocer la verdad de lo sucedido el 29 de marzo de 2010.

Muchas veces sentimos que esta pelea por la verdad y la justicia es desigual y está llena de obstáculos; que creemos avanzar un paso y retrocedemos dos; que creemos encontrar aliados que nos hablan de colaborar con el esclarecimiento y ya dieron por clausurada la investigación.

Esos momentos son muy difíciles de sobrellevar para todos los que estamos inmersos en la causa y muy especialmente para Marina y Andrés Destefani(hijos de Silvia).

Pero sabemos que contamos con uds, con los compañeros y compañeras militantes, con quienes conocieron a Silvia y la quisieron tanto, con quienes nos están dando su apoyo desde distintos espacios.

Y sin duda alguna, cada vez que cabalgamos los perros ladran, -como diría El Quijote- por eso les decimos que más temprano que tarde llegaremos a la verdad.

lunes, 17 de enero de 2011

El ex preso Miguel Cabos recibirá asistencia

La difusión de la historia de Miguel Cabos, el ex preso político que actualmente vive en la plaza Montenegro, abre puertas de taxis para sobrevivir y no cuenta con ninguna contención social, tuvo un fruto inmediato: el Ministerio de Salud de la provincia se comunicó ayer con integrantes de la Asamblea de Ex Presos Políticos para ofrecer asistencia psicológica y también social. "Llamaron del ministerio de Salud para ofrecer todo el tema de asistencia psicológica y psiquiátrica. Para eso, el miércoles vamos a hacer una reunión con Cabos. También nos ofrecieron hacerse cargo del alojamiento para que pueda dejar de vivir en la calle", indicó Héctor Chinche Medina, integrante de la Asamblea que reclama una pensión vitalicia para quienes sufrieron la represión ilegal en carne propia.

"Nos provocó una gran alegría recibir esa propuesta, porque empezamos a ver una salida. Nos veníamos preguntando con los compañeros qué podíamos hacer, más allá de las actitudes solidarias de juntar ropa, o algo de dinero, para ayudarlo con sus gastos", explicó Medina, quien ayer vio por primera vez una luz en el camino. "Tuvimos una respuesta para saber que se le puede dar una readaptación social, la posibilidad de reinsertarse", dijo el militante, ex preso político también, y dirigente del sindicato de telefónicos, SITRATEL.

La propuesta del gobierno provincial es iniciar un trabajo con Cabos que no sea drástico, sino que apunte a conservar su hábitat. La intención de las autoridades es aportar para que pueda alojarse en la misma pensión céntrica a la que va cuando cuenta con algunos pesos para pagarse el alojamiento. La provincia también aportará los medicamentos que requiere Cabos para tratar las secuelas de la represión ilegal. Por un lado, las torturas sufridas en el Servicio de Informaciones y por el otro, las heridas que le produjo la fuga, en octubre de 1976, de un auto en movimiento, un Ford Falcon. En ese vehículo, la patota los llevaba a él y un militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores, Ernesto de los Santos Ifrán, hacia la provincia de Córdoba. A la altura de Cañada de Gómez, y sabiendo que iban hacia una muerte segura, los dos detenidos se tiraron del auto. Ifrán tenía conocimientos de paracaidismo y aviación, y eso le permitió tirarse del auto con mayor certeza. En cambio, Cabos tuvo una herida en la cabeza cuyas secuelas subsisten.

A raíz de la nota de José Maggi, publicada en la edición de ayer de Rosario/12, también del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti (ex Esma, en la ciudad de Buenos Aires) y de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación se interesaron por la situación de Cabos.

"Historias como la de este compañero nos permiten ver que las consecuencias de la represión subsisten. Y que el estado jamás se hizo cargo de los que quedaron vivos", consideró Medina, quien ejemplificó que "todavía es tabú el tema de los exiliados". Para Medina, "no se midieron las consecuencias del terrorismo de estado en la vida de las pesronas. En esta zona, en Rosario, gran cantidad de compañeros no lograron reinsertarse socialmente. Pero si vas al norte de la provincia, ese porcentaje es del 90 por ciento. No pudieron obtener trabajo por sufrir el estigma de haber sido detenidos políticos, y sus hijos también cargan con la portación de apellido. Por eso es importante impulsar el proyecto de pensión para los ex detenidos, porque permitirá afrontar situaciones que quedaron desprotegidas todos estos años".

domingo, 16 de enero de 2011

El dolor interminable

MIGUEL CABOS, EX PRESO POLITICO A LA INTEMPERIE
Estuvo cuatro años en Coronda y fue torturado en el SI.
Se fugó de un auto en marcha. Hace 15 años que vive en la plaza Montenegro. Reclaman pensión para ex detenidos.
     
 Por José Maggi

La historia de Miguel Cabos es demasiado cruda y violenta, como para ser resumida en una entrevista: Miguel es un ex preso político que pasó cuatro años detenido en la cárcel de Coronda, luego de su cautiverio en el Servicio de Informaciones, y una fuga desesperada desde el baúl de un auto que circulaba a más de 100 kilómetros por hora. Ayudado por su compañero ocasional de encierro se tomó del paragolpes trasero y flameó. Pero esta no era un película de Hollywood, sino la áspera realidad: su cabeza golpeó contra el pavimento y aún hoy pueden verse las cicatrices del impacto. Su mirada está intacta, pero su memoria deambula por momentos por distintos lugares: es que aquella indemnización por su encierro se coló por sus bolsillos y por los de algunos familiares, y se quedó sin casa. Desde hace 15 años, Miguel, con su pasado a cuestas, y sus relatos del horror, duermen al cobijo del centro Cultural Bernardino Rivadavia, en la Plaza Montenegro, donde por las mañanas abre puertas de taxis. Esta es su historia, desconocida para la gran mayoría, y rescatada esta semana por un grupo de la Asamblea de Ex Presos Políticos, que piensan en Miguel y en todos aquellos compañeros que deambulan aun por ahí sin encontrar su esquina. Esa asamblea exige  en su edición del domingo 9 de enero- la aprobación de una ley provincial que otorgue una pensión a las víctimas de la represión ilegal.

Miguel Cabos tenía veintitantos años cuando su historia personal se entrelazó con la de Ernesto de los Santos Ifrán, en octubre de 1976, en el baúl de un Ford Falcon que los trasladaba hacia la provincia de Córdoba. La convicción de ambos era que iban ser ejecutados. No se conocían y hasta hoy, Miguel no encuentra motivos certeros sobre su arresto, más allá de "algunos amigos del PRT que tenía".

Ifrán era militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y dirigente del Sindicato Smata. Lo habían secuestrado una semana antes de su casa donde además tenía su taller de autos, en Presidente Quintana y Santiago, en la zona sur de Rosario.

Cabos vivía en el barrio militar de Laprida al 4800 y supone que su cercanía con una niñera de un matrimonio del barrio pudo haberlo ligado al PRT. Es que la vivienda donde trabajaba la mujer había sido allanada y habían encontrado allí un arsenal.

Cabos era hijo de un trabajador del Swift, también dirigente, y no había terminado la secundaria. Agradece al gobierno peronista de entonces, (el de Isabel) por haberlo hecho ingresar al Banco Hipotecario, como cafetero.
Una noche fría de 1976, la casa de los Cabos fue tomada por asalto. Desde allí su relato salta al baúl del Ford Falcon negro, que a gran velocidad se dirige hacia la provincia de Córdoba.

Ya habíamos dicho que su compañero era Ifrán. "Había sido paracaidista y me enseñó como tirarme. Me dijo que me agarrara fuerte del paragolpes, que levantara bien para atrás la cabeza, y que cuando me largara pegara con los antebrazos, para tratar de salvar un poco el pecho. El se tiró bien, y solo se lastimó los brazos, pero yo pegué con todo en el pavimento a más de 100 kilómetros y me golpeé la cabeza muy fuerte. Tenía todo raspado, como quemado", recuerda Cabos, y se señala el arco superciliar izquierdo, que aún hoy tiene secuelas.

Con distintos lugares de caídas, los dos caminaron durante la noche por campos sembrados hasta llegar a un lugar, donde les dieron asilo. "Los curaron y atendieron. Pero el hijo del matrimonio que los auxilió era policía y los denunciaron, así que la noche siguiente llegó una comisión policial a buscarlos. Estaban en Cañada de Gómez". Este relato pertenece a Daniel Ifrán, hijo de Ernesto, y hoy uno de los responsables de la Biblioteca Gastón Gori. "Iban seguramente por la vieja ruta 9 hacia Córdoba, y mi padre me contó que luego de un rato para desarmar la cerradura del baúl, pudieron fugarse. Mi viejo -que falleció hace 8 años había hecho paracaidismo. Sabía como tirarse a pesar de sus 60 años", rememora.

Sin embargo la detención en una ciudad pequeña los blanqueó, y les salvó la vida: luego fueron llevados al Servicio de Informaciones. "Mi viejo me contó que luego que lo detienen en mi casa, lo tuvieron una semana entera en el Batallón 121, golpeándolo. Después su relato se sitúa en el baúl del Falcon. Pensaban que eran boleta ni bien llegaran así que decidieron jugarse y escaparse", expresa Daniel.
Cabos fue torturado en el Servicio de Informaciones y su vida cambió irremediablemente por ese encierro y esa fuga: asegura que una inyección que le aplicaron allí le afectó la memoria, al igual que los años de encierro en Coronda, donde sus compañeros los recuerdan por las graves heridas que tenía.
Miguel asegura haber cobrado algo de dinero por el tiempo de detención, pero igual debió vender la casa paterna. El dinero le duró un tiempo, poco, según recuerda, ayudado por algún familiar infiel que se aprovechó de él.

La calle fue entonces su lugar, y desde 1994 duerme en la Plaza Montenegro, y abre puertas de taxis por las mañanas. Algún galpón a las orillas del río le da cobijo alternativo, y "si pinta alguna changuita" se da el lujo de dormir en una pensión por algunas noches. Pero cuando la noche se "pone muy espesa", prefiere parar en una estación de servicios de Zeballos y Mitre, "donde me invitan con algún café y me dejan ver televisión".

Palabras que sirven para curar heridas

UNA TESTIGO DE LA CAUSA DIAZ BESSONE DICE LO SUYO DESPUES DE DECLARAR

Elida Deheza dio su testimonio el 30 de noviembre pasado, el mismo día que lo hicieron María Inés Luchetti de Bettanín (Nené) y Stella Hernández. Hace unos días, escribió y puso a circular entre amigos sus sensaciones por la inminente justicia.
   
 Por Elida Deheza

... "Mis palabras quieren. Yo no soy quién para prohibirles volar, así que aquí van". Eduardo Galeano.

Cuando terminaron las audiencias del martes (30 de noviembre) en Rosario, María del Carmen nos dijo que siendo ella una enamorada de las palabras consideraba que debíamos contar lo vivido porque nos haría sentir bien. No soy de esas personas memoriosas que pueden recordar lugares, personas, días en que sucedió tal o cual cosa. Mas bien recuerdo momentos, olores, como fragmentos de situaciones que me dejan sensaciones lindas para el alma; o dolorosas. Y siempre están ahí, eternas. Así recuerdo de mi infancia a mi madre. Ella murió cuando éramos chicas aun, pero ha sido y es una presencia constante en mi vida.

Vivíamos en Villa América, un barrio alejado de la zona urbana de Pérez. Por entonces las nenas y los nenes jugábamos juntos en un enorme baldío que había entre nuestras casas; regresaba cuando nos llamaba para tomar la leche o simplemente porque ya era hora de volver. Yo solía regresar con las marcas en el cuerpo de los raspones de jugar entre los cardos, de los porrazos que nos dábamos en la tierra o con las ronchas que dejaban las ortigas (una planta que pica mucho en contacto con la piel). Mi madre me miraba seria con sus enormes ojos negros, me lavaba las heridas con agua y jabón, cortaba algún trapo viejo, siempre blanco y siempre limpio y me iba poniendo esa especie de venda en cada uno de los raspones y me decía que se iba a curar. Yo quedaba con un montón de trapitos blancos en distintas partes del cuerpo. Esa imagen de mi infancia es la que tengo presente hoy para explicar a quienes me preguntan como me siento. Con un montón de trapitos blancos que señalan cada herida del alma y del cuerpo.

Recuerdo aquel día en que me llamaron por teléfono a mi casa, desde el juzgado, para avisarme que estaba entre quienes debían dar testimonio.

Pensé en Lucía, mi amada Lucía.

Siempre creí que debía obviar en cualquier relato los horrores pasados. Siempre pensé que el relato del horror no colabora en la reflexión.

A lo largo de estos años hemos hablado hasta el cansancio de lo que significó la dictadura militar, de nuestros desaparecidos. Hemos gritado hasta quedarnos afónicos, hemos buscado incansablemente la justicia, hemos festejado la justicia que lograron otros compañeros/as antes que nosotros en juicios anteriores, hemos llorado por Julio López, por Silvia Suppo.

Ahora, la justicia me decía a mí que era hora de decir lo nuestro.

Antes de la audiencia vinieron los encuentros, los reencuentros, la memoria colectiva, los abrazos. María del Carmen nos volvió a encontrar a todas a través de su libro y las huellas que dejamos en él. Dice mi hermana que nada sucede por azar, que todo tiene un por qué. Y ha de ser así nomás, porque en verdad lo primero que descubrí es que el dolor estaba ahí, intacto.

Y quizá esto llega porque era tiempo de sacar afuera lo que estaba encerrado adentro. Imperceptible para la conciencia que había despertado de repente para decir que ha sido mucho, mucho lo que vivimos y que no habrá manual de psicología que explique cómo hicimos para no morir de pena, para que no nos ahogue el duelo, para elegir vivir en vez de sobrevivir. Será porque nos pensamos siempre con otros, porque perdura lo grandioso, lo profundo de lo que fuimos. Será porque en tantos años de más dudas que certezas, hace poquito tiempo que transitamos un camino con más certezas que dudas.

Me dijeron: ahora tenés que hablar de vos. ¿Hablar de mí? Sonaba casi irrespetuoso considerando que hay huesos debajo de la tierra esperando ser encontrados, que hay hijos/as queriendo abrazar su identidad.

Sí, sonaba irrespetuoso. Pero era así nomás.

Pensé: los genocidas en libertad y nosotros poniendo el cuerpo de nuevo y Silvia Suppo recordándonos que la impunidad sigue, en esta democracia renga como la justicia. Pero es por lo peleamos en todos estos años. Aunque no alcance, abre caminos, porque uno empieza a preguntarse otras cosas.

Y nos lo preguntamos porque los genocidas están ahí, sentados y quietos, esperando por la justicia que nos negaron a nosotros y a los que no están. Por eso es posible formularse preguntas que después de tantos años tienen respuestas.

El día de la audiencia reconozco que estaba más que ansiosa, queriendo que pase rápido. Víctor, el Tape, entraba primero. Tantas cosas compartidas con Víctor y Beatriz, entrañable compañera de la vida y las compañeras que ese día declaraban conmigo, Nené, Stella. Mi familia, mi amada Lucía, mis compañeros de militancia, los de Rosario, los de la isla grande también. Los que pudieron estar y los que me abrazaron a la distancia.

Me sentí rodeada, protegida. Algo así como que "nada va a pasar porque entre estos tipos y vos estamos nosotros".

La espera desespera dicen ¡y es verdad! No empezaba nunca hasta que me avisaron que debía pasar.

Y ahí estaban, incólumes. Ellos mirándonos a nosotras -diría Susy-, y nosotros como antes sin poder verlos.

El relato era cronológico, día por día del horror del SI y aunque creí que iba a controlar las emociones porque ese era el lugar de la denuncia, no de los sentimientos, no sucedió como lo pensé. Fue tan duro, tan difícil para mí decir lo que había guardado tanto tiempo, sentí tanta impotencia, rabia. Nos han lastimado hasta el límite.

En estos más de treinta años nosotros enjugamos las lágrimas. Ellos, los genocidas, están libres.

En estos más de treinta años nosotros buscamos un diciembre que no duela. Ellos: estuvieron gozosos de su libertad. En estos más de treinta años nosotros buscamos incansablemente la justicia. Ellos: disfrutaron de su impunidad.

Relataba y sabía que mi hija estaba ahí, escuchando, enjugando las lágrimas.

Hablar y recordar.

Recordar aquello que la memoria guarda y esta lleno de imágenes, de risas, de amores, de gritos, de silencios. Impregnados de resistencia, de vivir aferrado a esas risas y amores.

¿Cómo se les dice a los jueces lo que se siente al rozar una mano compañera y que eso es como una ráfaga de luz detrás de la oscuridad de la venda? Que hay seres humanos capaces de lo inimaginable, como Marisol Pérez (desaparecida)... ¿Cómo se le cuenta a los jueces la mirada de Alicia Tierra (desaparecida)? Que hay un olor único que despide el cuerpo atravesado por el terror y de esa sed desesperada después de la tortura... ¿Cómo se les cuenta que en el SI uno creía que no podía más y podía, que uno quería morir y vivía, porque uno se aferra a la vida desesperadamente? ¿Cómo se les cuenta que los sentidos están exigidos al máximo, en estado de vigilia permanente? Que el pudor es un reflejo aun en medio de la tortura ¿Como se les dice que al cuerpo de uno lo violentan y el cerebro se paraliza de espanto? ¿Cómo se dice todo eso en una audiencia?

Yo no pude, aunque pensé que iba a poder hacerlo.

Al final, uno descubre que en poco más de una hora se puede contar a alguien lo vivido, con esa capacidad de síntesis que nos caracteriza. En poco más de una hora lo que nos acompaña desde hace más de treinta años.

Al final, llegó el final del relato.

Yo sólo me quería ir lejos de esa lacra que estaba ahí.

Y me fui, sin mirarlos, con un mar de agua salada en la cara pero victoriosa. Porque cumplí con este deber inclaudicable de poner palabra por los compañeros que no están. Porque los genocidas están ahí, sin ninguna victoria que recordar, descubriendo que a pesar de todo y contra todo, fuimos capaces de joderles la vida aun en las peores condiciones. Nos aprendimos sus nombres, los espiamos debajo de las vendas, oímos, nos juntamos para recordar, resistimos, reímos, soñamos. Todo a pesar de ellos. Guardamos la memoria celosamente para cuando llegue el día. Y hablamos también a pesar de ellos.

Afuera los abrazos eternos, silenciosos, esos que pueden más que mil palabras.

Un compañero me preguntó porque no había contado antes todo el horror vivido, por qué no se los dije.

Será que todo tiene un tiempo, porque no es fácil, porque duele. Pero ya está. Y como la palabra libera, a mí me libera de andar con esta mochila por la vida. Al menos una parte alivianó su carga. La otra, la de las ausencias, ésa, sigue intacta y me acompañará siempre.

Y la vida que es hermosa, que nos ha quitado tanto pero nos ha compensado también por tanto que perdimos, me dio la oportunidad de participar del homenaje que los maestros de una escuela de mi pueblo le hicieron a nuestros compañeros. En ese barrio, comencé la militancia junto a entrañables compañeros/as que están desaparecidos. Lo que aprendí de la vida, lo tengo de aquellos compañeros y los vecinos del barrio. Me reencontré con la gente del barrio, con sus hijos que entonces eran muy pequeños. Me llenaron de amor. Me recordaron que la memoria de los compañeros y de Raúl García (desaparecida), el maestro de la escuela del Terra, estaba intacta, tanto que aun nos extrañan, dijeron. Yo sentí que ellos andaban por ahí. Porque esa es nuestra victoria, la gente del pueblo que se apropió de derechos y los ejerce. Nuestra victoria. Nuestra gran victoria.

La otra victoria: aquella que comenzó el día que un presidente de este dolido país hizo bajar el cuadro de Videla y le pidió perdón a los argentinos desde el lugar en el que nunca nadie había hablado: el estado; y empezamos a caminar otros caminos, sin atajos, encontrando certezas en los mas jóvenes que hoy nos llenan de ganas a nosotros.

También tuve reencuentros nostalgiosos con compañeros que no veía hace mucho porque la vida nos pone en cualquier geografía y esa hermosa sensación de que todos, cada cual a su manera, sigue siendo un militante.

Quedan meses para descorchar un vino y festejar la victoria de la justicia que buscamos porque somos buena gente, esa justicia que tejimos lentamente como una gran bandera que hoy levantan nuestros hijos, y los hijos que no conozco, que defienden con convicción la democracia por la que dieron su vida tantos.

Recuerdo un cuento de García Márquez, El hombre de la fresa creo que se llamaba. El tipo se encuentra con quien había sido su verdugo, que ahora venía a pedirle ayuda porque tenía un terrible dolor de muelas. El tipo pensó en no atenderlo y después de cuestionarse éticamente la cosa decide sacarle la muela sin evitarle el dolor y mientras el fulano se retorcía de dolor en la silla, el tipo mira por la ventana y le parece que un montón de huesos bajo la tierra hacen un sonido imperceptible. Era la justicia.

Nosotras pasamos muchos años en la cárcel sostenidas en la convicción de que la dictadura tenía un final y que el final era el pueblo apoderándose de la democracia.

Los genocidas del SI, la lista incompleta de los que están siendo juzgados, van a ir a una cárcel común y en una de esas conseguimos que la justicia entienda que aun de viejos ponen en peligro a la sociedad y entonces ni de viejitos los van a dejar salir. En la cárcel. Repudiados. Sin que a nadie le importe lo que les pase. Y por ahí también conseguimos que los jueces, después del reclamo contundente de Stella, digan que las violaciones a las que fuimos sometidas son también delitos de lesa humanidad.

Yo no soy la justicia así que no tengo el deber de ser ecuánime: No perdono, no olvido.

Con todo, me quedo con los abrazos, con los afectos entrañables. Con la alegría, desde nuestra testaruda convicción acá estamos todavía, con las banderas de nuestros compañeros en alto. Reconociéndonos en nuestros errores y cobijándonos en nuestras fortalezas. Para que toda la verdad se haga presente.

Ojalá que la palabra en nuestros testimonios sirva para darle a la verdad y a la memoria el lugar que merecen. Esta memoria que va armando fragmentos de la historia hasta que este completa. Que sea el conjuro contra el olvido y la desmemoria. Soñando que al final del camino cada uno tendrá lo que se merece. Los nuestros, la gloria, los destructores de la vida, su justo castigo.

De reencuentro con Lucía, de ella con esta madre a la que ahora le conoce las cicatrices y descubriendo que nuestros hijos son un hermoso refugio por estos días.

Quién sabe que cambia haber dejado volar las palabras. Solo sé que es legítimo este asco que siento por los injustos vivos que balbucean a veces en la sala de audiencias porque nuestra memoria les da miedo. Caminando este tiempo con nuestra memoria a cuestas, buscándome en estas nuevas manos compañeras, otras veredas, otros caminos, empezando a sacar los trapitos blancos de las heridas, porque, como diría mi vieja, va a curar.

*Elida Deheza declaró en la causa Díaz Bessone el 30 de noviembre de 2010.

jueves, 13 de enero de 2011

A casi 10 meses de su asesinato. Verdad y Justicia por Silvia Suppo

Testigo clave en el juicio que condenó por primera vez a un juez por delitos de Lesa Humanidad, Silvia Suppo fue apuñalada el 29 de marzo de 2010 en Rafela.Cuando tenía sólo 17 años, Silvia fue secuestrada y violada por los grupos de tareas de Santa Fe. Quedó embarazada. Para remediar la situación los secustradores le practicaron un aborto. Los asesinos de Silvia están impunes. Reproducimos la carta que el espacio Verdad y Justicia por Silvia Suppo, envió al diario La Opinión de Rafaela, ante el pase de la causa al fuero federal.-

Causa Suppo al fuero federal
Sr. Director:

Desde el Espacio Verdad y Justicia por Silvia Suppo de Rafaela, desde hace nueve meses, venimos luchando por una investigación seria que esclarezca su terrible asesinato considerándolo como un crimen político que debe ser abordado en la Justicia Federal.
Silvia era una testigo importante en causas de lesa humanidad y era querellante en la causa que actualmente investiga la desaparición de su pareja Reinaldo Hattemer así como su propio secuestro y torturas. Por ende sostenemos que su muerte no puede dejar de tener una lectura política ya que sus consecuencias son políticas. ¿Quiénes resultan beneficiados con el silencio de una testigo y con el amedrentamiento de otros que están a punto de declarar a partir del miedo? No son delitos comunes los crímenes de lesa humanidad y tampoco lo son aquellos cometidos para procurar impunidad a sus responsables.
La Cámara de Rafaela es clara en los argumentos que brinda para sostener su decisión de que esta causa sea elevada a la Justicia Federal: "no es posible afirmar que no exista ninguna sospecha de que lo acontecido con la Sra. Silvia Suppo haya obedecido al propósito de otorgar impunidad a personas imputadas por graves violaciones de los derechos humanos" (fj. °6 fallo cámara de Rafaela, 03/12/10). A lo que agrega "la hipótesis de homicidio por encargo, entonces... debe investigarse y,... debe serlo en sede federal" (fj. N°6 fallo cámara de Rafaela, 03/12/10)
Si bien uno de los elementos que mayor difusión ha tenido han sido las declaraciones de un testigo de identidad reservada, no es este el único aspecto que sostiene la hipótesis de crimen político sino que se viene a sumar a un nutrido conjunto de irregularidades que desde un comienzo hemos venido denunciando y dando a conocer.
La Cámara Rafaela afirma que "constituye un error en el que coinciden el juez de grado y la fiscalía, el requerir una dosis probatoria alta, o media, para permitir que un caso penal como el presente salga de la órbita del derecho común, cuando para ello basta que exista una sospecha de crimen de lesa humanidad o delito conexo siquiera de mínima expresión..." (fj. N°5 fallo cámara de Rafaela, 03/12/10). El Juez Federal Reinaldo Rodríguez argumenta por su parte que: "el hecho investigado no reúne mínimamente todas las características para ser considerado de lesa humanidad (...) tampoco se logra discernir en qué causa en trámite en el Juzgado Federal resulta conexo el crimen de Silvia Suppo". Luego continúa exponiendo que El criterio de distinción entonces radicaría, no en la naturaleza de cada acto individual, sino en su pertenencia a un contexto específico (...) el alto grado de depravación, por sí mismo, no distingue a los crímenes de lesa humanidad de los hechos más crueles que los sistemas locales criminalizan". (Extraído de Notife: "La causa Suppo llega a la Corte de la Nación" del 25 de diciembre de 2010)
Este 24 de diciembre los medios de comunicación dieron a conocer la noticia de que el juez federal Reinaldo Rodríguez rechazó la competencia que le atribuyó la cámara rafaelina. Nos indigna que se repita otra vez la grave situación de que la información haya llegado primero a los medios y mucho más tarde se haya notificado a los querellantes. Nuevamente la impunidad presente. Aquí "el efecto de la impunidad es doblemente perverso. Por un lado, genera la sensación, en el que la goza, de que lo puede todo, sin correr el riesgo de eventuales sanciones. Por el otro, desalienta a los que la sufren, que sienten que ya no pueden esperar justicia de sus instituciones" (Informe CELS. 1998). Además, la impunidad está presente no sólo para los instigadores y ejecutores, sino para quienes escriben en los medios, ocupan cargos jerárquicos y para quienes opifonean (escondidos cobardemente en el anonimato) o realizan comentarios impunes, amparándose en el derecho (deformado) de la libre expresión.
El objetivo que siempre nos guió fue la búsqueda de la verdad y la justicia para Silvia y para la sociedad toda. Existiendo fuertes sospechas de que este crimen tiene vinculaciones políticas exigimos que se investigue en el fuero federal, ámbito específicamente previsto para este tipo de causas. Este espacio se creó con el compromiso y el trabajo de muchas personas e instituciones locales que lejos de manipular a los hijos de Silvia siempre han respetado sus decisiones, sentimientos y dudas y los han acompañado sinceramente.
Agradecemos a todos y a todas quienes nos apoyan y luchan por la justicia. Confiando en que la Corte Suprema de Justicia de la Nación decida que la investigación del asesinato de Silvia Suppo sea tratado en fuero federal. Sostenemos que esto debió darse apenas ocurrido su asesinato y que, a casi 10 meses, continúa sin esclarecerse.

Marina Destéfani
Andrés Destéfani

Espacio Verdad y Justicia por Silvia Suppo

domingo, 9 de enero de 2011

El crimen de Silvia Suppo debe investigarse en el fuero federal

 Por Dahiana Belfiori*

El 24 de diciembre pasado algunos medios de comunicación dieron a conocer la noticia de que el juez federal Reinaldo Rodríguez había rechazado la competencia que le atribuyera la cámara rafaelina en la causa Silvia Suppo. Tanto los hijos de Silvia como las organizaciones y personas que integran el Espacio Verdad y Justicia por Silvia Suppo, insisten en el carácter político de su asesinato y continúan exigiendo una investigación seria del crimen en el ámbito federal.

Es llamativo que la información haya circulado en algunos medios gráficos mucho antes de ser notificada la querella, algo que ya viene ocurriendo y que constituye una más de las tantas irregularidades alrededor de la causa Suppo. En este sentido, Guillermo Munné, uno de los abogados de la querella sostiene que no se sabe de dónde sale la información. "Reclamamos una actuación judicial a la altura de la gravedad de la causa, que respecto de muchos elementos debe preservar condiciones de seguridad para no degradar la investigación que se requiere", explicó. "También es llamativo y de lamentar, el activismo de algunos pocos medios que consultan sólo fuentes contrarias al reclamo de los hijos de Silvia Suppo y que se oponen a la exigencia de otro tipo de investigación difundiendo groseras descalificaciones. La gravedad del caso también requiere de profesionalidad informativa", agregó Munné.

La decisión de Rodríguez de rechazar que la causa Suppo sea tratada en fuero federal se contradice con lo dispuesto por la Cámara de Apelaciones de Rafaela, por lo que se impone la intervención de la Corte nacional como órgano superior de los dos ámbitos judiciales. Por lo tanto, no se requiere una apelación de la querella, sino que esta decisión del juez federal será necesariamente revisada por la Corte Suprema de la Nación.

Ante esta decisión, los hijos de Silvia y el Espacio Verdad y Justicia por Silvia Suppo sostenemos que desde hace nueve meses venimos luchando por una investigación seria que esclarezca el terrible asesinato considerándolo como un crimen político que debe ser abordado en la justicia federal. Respecto del carácter político del crimen Munné aclara: "Al ser Silvia Suppo víctima y testigo en las causas sobre crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura militar, la posibilidad de haber sido atacada por esa razón es una cuestión que requiere una investigación plena. Su asesinato se comete en un contexto de gran cantidad de amenazas y ataques contra otras personas que impulsan en nuestra provincia esas causas de lesa humanidad".

Es de destacar la gran cantidad de irregularidades cometidas a lo largo de estos meses por quienes deberían haber garantizado una investigación seria del asesinato. "La explicación brindada por los dos detenidos confesos no se corresponde con la ausencia de señales de defensa o resistencia por parte de Silvia Suppo, con un ataque directo para asesinarla, ni con la ausencia de toda huella en el lugar. Desde la primera intervención de la policía, arruinando la investigación de la escena del crimen, las irregularidades se multiplicaron, interfiriendo sobre testigos, ocultando elementos de pruebas, omitiendo la búsqueda de otros. El juez de instrucción de Rafaela Mognaschi ha tolerado tales irregularidades y como querellantes las hemos denunciado ante el área de asuntos internos de la policía provincial. Lo cierto es que una investigación compleja y profunda como la que se requiere todavía no se ha desarrollado y excede a la justicia ordinaria provincial y a la policía local", explicó Munné al respecto.

Para el abogado, dadas las características de este crimen y de la investigación que requiere,la causa debe pasar al ámbito de la justicia federal. "Esto ha sido reconocido por la Cámara de Apelaciones de Rafaela y es sobre lo que debe pronunciarse la Corte Suprema de la Nación. Respecto de la desaparición de Jorge Julio López, la misma Corte nacional ha señalado que corresponde a la justicia federal investigar los delitos que se pueden haber cometido para obstaculizar la tarea judicial federal respecto de responsables de crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura militar. Ese es el criterio que también corresponde aplicar para el homicidio sufrido por Silvia Suppo", señaló.

Es evidente que los crímenes de lesa humanidad no son delitos comunes y tampoco lo son aquellos cometidos para procurar impunidad a sus responsables. Esto es lo que los hijos de Silvia Suppo y el Espacio venimos sosteniendo hace nueve meses dadas las características de la víctima, y por lo que esperamos que la Corte Suprema de Justicia de la Nación decida que la investigación del asesinato de su madre y compañera sea tratada en fuero federal. Tratamiento que debió dársele apenas ocurrido su asesinato, que a más de nueve meses continúa sin esclarecerse.

*Integrante de Enredadera grupo de mujeres y feministas en el Espacio Verdad y Justicia por Silvia Suppo.

jueves, 6 de enero de 2011

Familiares denuncian libertad de represores


Desde Familiares de Desaparecidos y Detenidos por razones políticas de Rosario, reiteraron ayer su "preocupación la liviandad con que miembros del Tribunal Oral Federal Número 2 de Rosario, dispusieron la más absoluta libertad, es decir sin ningún tipo de control, a los acusados que están siendo juzgados por delitos de lesa humanidad en la causa Díaz Bessone. Son cinco de los imputados que sólo deberán presentarse a partir de el 1º de enero, a firmar en forma semanal ante la Dirección Provincial de Control y Asistencia Pos Penitenciaria de la Provincia", dice el comunicado firmado por Elida Luna y Héctor Medina entre otros militantes por los derechos humanos.

"Este hecho a nuestro juicio es gravísimo, tratándose de responsables de Terrorismo de Estado que actuaron bajo la jurisdicción del Comando
del Segundo Cuerpo de ejército, además de ser partícipes directos dentro del centro clandestino que funcionó en el Servicio de Informaciones de
la ex Jefatura de Rosario" agrega el texto.

Los militantes también expresaron su "malestar" con las autoridades provinciales "sin ánimo de entrar en ninguna polémica". "Teniendo en cuenta que en reuniones que tuvimos a mediados del año pasado, organismos de derechos humanos, testigos, querellantes y abogados patrocinantes, con autoridades de primer nivel de la provincia, éstas se habían comprometido a notificarnos de cualquier novedad surgida de los juicios a los represores, a través de la Secretaría de Derechos Humanos, debemos decir que nuevamente en nuestro caso y hasta donde sabemos, todos los testigos y querellantes, volvemos a enterarnos a través de los medios de difusión, a sabiendas que el ex Patronato de Liberados depende de la provincia de Santa Fe", dice el documento.

Desde Familiares, Medina y Luna remarcaron: "No nos cansaremos de seguir exigiendo como lo hemos hecho por más de 30 años la detención de José Rubén Lofiego, Mario Alfredo Marcote, José Carlos Antonio Scortechini, Ramón Rito Vergara y Ricardo Chomicki, entre otros. Para seguridad de los particulares damnificados, testigos, querellantes y familiares de los compañeros desaparecidos, asesinados y todos aquellos que sufrieron en las mazmorras del terrorismo de estado y que hoy valientemente siguen dando su testimonio". Finalmente exigieron que "también que se respete nuestro derecho a conocer inmediatamente las resoluciones que se tomen".

El lunes la Secretaría de Derechos Humanos de Santa Fe había solicitado a la justicia federal que "se adopten medidas restrictivas sobre los imputados en la causa Díaz Bessone".

domingo, 2 de enero de 2011

El represor Domingo Morales deberá volver a la cárcel

La Corte lo mandó otra vez a prisión

La Corte Suprema de la Nación revocó la excarcelación de un genocida acusado por 16 homicidios, asociación ilícita y supresión de identidad. Es Domingo Morales, el único militar que estaba preso en Santa Fe. Se sienta jurisprudencia.
por Juan Carlos Tizziani

Desde Santa Fe

La Corte Suprema de Justicia de la Nación revocó la excarcelación del único militar que estaba preso en una cárcel común por crímenes de lesa humanidad en Santa Fe. Se trata del teniente coronel Domingo Morales, un ex jefe operativo del Destacamento de Inteligencia Militar 122, procesado por dieciséis homicidios, asociación ilícita y supresión de identidad de una menor, entre otros delitos, que quedó libre en abril del año pasado por una resolución de la Cámara Nacional de Casación Penal. El fallo de la Corte sienta jurisprudencia para que no sólo Morales vuelva a prisión, sino que también suceda lo mismo con otros represores de la provincia que hoy están en libertad por resoluciones similares de Casación.

Morales había sido detenido en octubre de 2009 por orden del juez federal de Santa Fe, Reinaldo Rodríguez, pero sólo estuvo preso seis meses en la cárcel de Las Flores. Rodríguez le rechazó el pedido de excarcelación, la Cámara Federal de Rosario confirmó esa medida de primera instancia, pero luego la Cámara Nacional de Casación la dejó sin efecto, en un fallo muy controvertido de la Sala III. "Un fallo vergonzoso y de una gravedad institucional inusitada porque significa que de ahora más los juicios se harán con los genocidas en las calles", lo calificó por entonces la abogada de Hijos, Lucila Puyol.

El Ministerio Público Fiscal recurrió ante la Corte, que el 28 de diciembre revocó la sentencia de Casación. Lo que significa que Morales debería volver a una celda, aunque no será ahora sino cuando el expediente llegue al despacho del juez Rodríguez, quien tendrá que decidir si lo manda nuevamente a la cárcel Las Flores o al penal de Marcos Paz, como le había pedido el represor antes de ser excarcelado.

Cinco ministros de la Corte (Ricardo Lorenzetti, Elena Highton de Nolasco, Carlos Fayt, Juan Carlos Maqueda y Raul Zaffaroni) votaron por revocar la sentencia de la Cámara de Casación y dos (Enrique Petracchi y Carmen Argibay), por desestimar el recurso del Ministerio Público.

En los fundamentos, la Corte se remitió al dictamen del procurador general de la Nación subrogante, Luis González Warcalde y compartió su criterio.

La Cámara de Casación había excarcelado a Morales al valorar "la residencia estable del imputado en la provincia de Buenos Aires, la circunstancia de que fue localizado en su domicilio (en la ciudad de Pergamino) y no opuso resistencia al arresto, su buena conducta en la unidad donde cumplía la medida cautelar, un núcleo familiar con el que mantiene un vínculo estrecho, su carencia de antecedentes penales y la inexistencia de constancias acerca de situaciones que indiquen su voluntad de sustraerse a la acción de la justicia entorpecer las investigaciones, durante los más de treinta años que transcurrieron desde la comisión de los hechos que se le enrostran", recordó el procurador.

"Pero la Cámara, omitió sopesar otras condiciones personales del imputado y las circunstancias de los hechos, que también constituyen pautas de valoración exigidas" por la ley, agregó González Warcalde. Y mencionó que Morales era "capitán del Destacamento de Inteligencia 122 de Santa Fe, asiento de una de las estructuras de represión que integraron la organización criminal formada al amparo de la última dictadura" y por lo tanto, "tenía poder de decisión sobre los operativos represivos" que se realizaban en Santa Fe y "el destino final de las víctimas".

Morales no es "cualquier imputado", sino alguien "entrenado y capacitado para operar en la clandestinidad sin ser identificado y eliminar toda prueba que pueda incriminarlo a él o a sus camaradas, y que, además, todavía podría conservar un ascendiente sobre esas estructuras que habrían actuado bajo sus órdenes y que, como es notorio, han dado sobradas pruebas de poder aun después de restablecida la democracia", sostuvo el procurador.

Al excarcelar a Morales, la Cámara de Casación tampoco tuvo en cuenta "la eficiencia de ese aparato clandestino de represión ilegitima para no dejar rastros de su accionar criminal" y "la actuación corporativa posterior de los responsables de los hechos para garantizarse la impunidad", al punto que "todavia hoy existen arduas dificultades para conocer la verdad de lo ocurrido".

Y si recién ahora los juicios por crímenes de lesa humanidad están en trámite, "no se debe a la impericia de la justicia (") sino a las numerosas maniobras que indefectiblemente se orientaron a impedir el esclarecimiento de esos hechos, entre los que se encuentran los que se juzgan en esta causa".

"En síntesis, no creo que la Cámara de Casación podía dejar de ponderar las circunstancias mencionadas sin incurrir en arbitrariedad, al tener en cuenta las condiciones personales de Morales que valoró para ordenar su libertad", concluyó el procurador general de la Nación.

Fernando Agüero: Conocido como "Pipa", secuestrado el 5 de septiembre de 1977 en Carlos Paz. Llevado al centro clandestino de detención La Perla y luego trasladado a Rosario. Jaime Dri lo ubica en la Quinta de Funes.

Raquel Negro: Secuestrada el 2 de enero de 1978 en Mar del Plata, fue trasladada a la Quinta de Funes, la Escuela Magnasco y la Intermedia, desde donde fue llevada a Paraná para dar a luz a sus mellizos.

Alberto Barber Caixal: Secuestrado el 14 de septiembre de 1977 en un bar de Rosario.

Héctor Larrosa: era un oficial de Montoneros, y fue llevado a la Quinta de Funes y La Calamita.

Procesaron a 10 represores por crímenes cometidos en 1977 en La Calamita


Por homicidos, secuestros y torturas

Eran miembros del Destacamento de Inteligencia del Ejército dependiente del Batallón 121. Les imputan los homicidos de Guillermo White, Jorge Ruffa, Juan Gesualdo, Alberto Caixal, Héctor Larrosa, Ernesto Traverso, y Rubén "Tito" Messiez, entre otros.
Por José Maggi

El juez federal Marcelo Bailaque procesó en los últimos días de 2010 a 11 miembros del Destacamento de Inteligencia del Ejército dependiente del Batallón 121. Sus máximos jefes fueron encontrados responsables de once homicidios y 28 casos de secuestros, muchos de ellos seguidos de tortura. Corresponde a víctimas que pasaron por el circuito que manejaba la inteligencia militar, como La Calamita y ocurrieron durante el año 1977. Lo distintivo del expediente es que el juez Bailaque adoptó finalmente el criterio defendido por la fiscal federal Mabel Colalongo: un represor debe ser señalado como responsable si se acredita su presencia durante el cautiverio de una víctima en un centro clandestino de detención, más allá que la misma no pueda señalarlo. El criterio anterior de obligar a las víctimas a identificar a sus verdugos era doblemente victimizante habida cuenta que la mayoría estaba "tabicada", tirada en el piso y con pocas posibilidades de ver a sus captores.

El juez federal Marcelo Bailaque procesó a los cuatro jefes del Destacamento de Intleigencia 121:

* Jorge Fariña por 28 casos de Privación Ilegal de la Libertad, 12 casos de tormentos y 11 homicidios;

* Juan Daniel Amelong por 25 casos de secuestro, 10 de tormentos, y 11 asesinatos.

* Pascual Oscar Guerrieri por 30 casos de privación ilegal dela Libertad 12 tormentos y 11 homicidios.

* Marino Héctor González por 30 casos de secuestro, 12 tormentos y 11 asesinatos.

A los oficiales:

* Ariel Zenón Porra 14 secuestros, 6 casos de tortura y 8 homicidios

* Alberto Enrique Pelliza por 12 casos de secuestro, 1 de tormentos y 8 asesinatos.

* Eduardo Rodolfo Costanzo tres casos de privación ilegal de la libertad, un caso de tormentos y un homicidio

* Juan Andres Cabrera por tres casos de Privacion Ilegal de la Libertad un caso de tormentos y cuatro homicidios.

* Ariel Antonio López por cuatro casos de secuestroism uno de tormentos y cinco homicidios.

* Walter Roscoe por tres casos de privaciones de libertad , un casos de tormentos y cuatro muertes.

Los homicidios corresponden a los caso de Guillermo White, Jorge Ruffa, Juan Carlos Gesualdo, Alberto Barber Caixal, Héctor Larrosa, Ernesto Traverso, Anibal Morcabel, Rubén Flores, Fernando Agüero, Rubén "Tito" Messiez.

Los casos de secuestros y torturas que completan la lista junto a los anteriores son los de Elena Sarnari, Francisca Dominguez, Maria Amelia Gonzalez, Maria Luisa Rubinelli, Carmen Cantelejo, Patricia Coria, Laura Repetti, Eduardo Ferreyra, Susana Zitta, Adriana Cuaranta, Luis Megias, Viviana Nardoni, Diego Fhur, Daniel Fhur, Graciela Zitta, Rafael Bielsa, Mercedes Dominguez, Emma Bunna.

Entre los rasgos distintivos de los casos hay tres matrimonios: las mujeres sobrevivieron, sus esposos fueron asesinados. El primer caso es el de Emma Buna y Guillermo White. Ella fue secuestrada el 18 de febrero del 77 durante 40 días. Antes, en Santa Fe, su esposo había sido capturado junto a un primo el 10 de febrero del 77. Era militante de la Vanguardia Comunista. Luego fue trasladado a Rosario: Emma lo escuchó jugar al "fantasma" en el mismo lugar de cautiverio.

El segundo caso es el del matrimonio compuesto por María Luisa Rubinelli y Aníbal Morcabel, secuestrados el 28 de febrero de 1977, en Ituzaingo 71 de Rosario. Ella fue liberada tras 28 días de cautiverio. María Luisa declaró haberlo visto en La Calamita "una vez que fue al baño y pudo correrse la venda". También reconoció sus gritos mientras era torturado: "era asmático y tenía una voz muy particular".

María Amelia González y Ernesto Traverso fueron secuestrados de Oroño 1567 en la madrugada del 26 de febrero de 1977, y llevados a La Calamita. Relató haber estado 14 días en una habitación cerrada y sin luz. Luego el "Comandante Sebastián" (Jorge Fariña) la liberó en el Parque Independencia. María Amelia también aseguró haber escuchado los gritos de su compañero Ernesto provocados por la tortura.

Jorge Ruffa: Era un docente oriundo de San Luis. El 28 de enero de 1977 fue secuestrado por el Ejército de su estudio en calle 1 de Mayo 3223. Carlos Novillo lo reconoció en La Calamita.

Juan Carlos Gesualdo: Fue secuestrado el 28 de abril del 77 en su casa, Avellaneda 495 de Rosario. Había sido candidato a concejal del Frente de Izquierda Popular en 1973. Tucu Constanzo aportó datos en su declaración ante la Justicia, y dijo que fue llevado a La Calamita, ejecutado y enterrado en las islas frente a Rosario.