Marcha por Silvia Suppo ¡Esclarecimiento y Justicia!

viernes, 30 de diciembre de 2016

GENOCIDAS AL COUNTRY 2 (Campo de Mayo)

Comunicado de Prensa APDH Rosario

La APDH solicitó a los dos tribunales orales de Rosario que ordenen la inmediata remisión del genocida Jorge Alberto Fariña a una cárcel común.
 
El ex integrante del destacamento de inteligencia 121 dos veces condenado en las causas conocidas como Gerrieri 1 y 2, uno de los principales imputados en la causa Klotzman, se encuentra alojado en el pretendido penal de Campo de Mayo.

En efecto, la APDH había solicitado a los jueces federales que impidan los traslados a Campo de Mayo, y en ese marco fuimos notificados de que el represor se encuentra cómodamente alojado en las casas  de descanso de ese predio castrense.

El ahora pretendido penal fue cerrado por la falta de infraestructura para neutralizar el peligro de fuga que conlleva alojar a los detenidos por los delitos más graves del ordenamiento jurídico en un inmueble no preparado al efecto.

Una fuga de Fariña pondría en riesgo la causa Klotzman, donde por primera vez se juzgará la vinculación del destacamento de inteligencia con la policía federal en el despliegue de la represión ilegal en nuestra zona, donde él es el principal imputado.

La causa está pronta al juicio oral y entendemos imprescindible que inmediatamente se asegure su realización alojando a Fariña en una cárcel común e impidiendo que cualquier otro represor sea alojado en el penal ilegal de Campo de Mayo.

Ese fue nuestro pedido esta mañana y esperamos una pronta resolución judicial en ese sentido.

NO OLVIDAMOS, NO PERDONAMOS, NO NOS RECONCILIAMOS

APDH REGIONAL ROSARIO
Norma Ríos, Presidenta
Rosario, 29 de dic/2016

lunes, 5 de diciembre de 2016

Rosario:“Los juicios tienen un nivel restitutivo”

Una mujer de 39 años que fue secuestrada junto a sus padres durante la última dictadura, cuando apenas tenía seis meses, declaró este jueves en el juicio por delitos de lesa humanidad “Guerrieri III” y expresó que si bien el proceso oral no le devuelve a su padre desaparecido sí “tiene un nivel restitutivo”.

Una mujer de 39 años que fue secuestrada junto a sus padres durante la última dictadura, cuando apenas tenía seis meses, declaró este jueves en el juicio por delitos de lesa humanidad “Guerrieri III” y expresó que si bien el proceso oral no le devuelve a su padre desaparecido sí “tiene un nivel restitutivo”.

“Por más que yo haya perdido y me hayan quitado la posibilidad de tener a mi papá, esto, si bien no me lo devuelve, tiene un nivel restitutivo”, dijo Mariana Victoria Flores ante el Tribunal Oral Federal 1 (TOF1) de Rosario. Y apuntó a la dimensión social de los juicios: “Porque por fin esto dejó de pasarme a mí y empezó a pasarle a la sociedad”.

Flores fue secuestrada cuando solo tenía seis meses junto a su madre Laura Ester Repetti –quien también declaró en la audiencia de este jueves– y su padre Daniel Flores, que permanece desaparecido. El matrimonio era de origen cristiano y su creencia religiosa los movió a la militancia política de los años 70, contó hoy Repetti.

El 7 de junio de 1977 los tres fueron secuestrados por una patota de civil a la salida de un cine y conducidos al centro clandestino de detenciones “La Calamita”, ubicado en Granadero Baigorria, según pudo reconstruir con el tiempo Laura Repetti.

Su hija Mariana declaró que lo que conoce de su cautiverio “es por el relato de mi mamá”, puesto que no se posee memoria de lo ocurrido. “Hace poco yo pensé que una de las diferencias entre mi mamá y yo es que a mi mamá a los veintipico le sucedió algo”, le dijo al tribunal.

Y siguió: “A mí no me sucedió nada, a mí me constituye, yo no soy sólo eso, pero no soy sin eso”. “Para mi estar acá –dijo- es algo que desee toda la vida, yo lo único que deseaba es que los que eran responsables sean responsables”.

Flores contó que su infancia y adolescencia transcurrieron durante “muchos años de silencio” y que “la desaparición de mi papá acarreó la muerte de mi familia paterna”. Narró que hace poco tiempo una mujer que va al comercio que ella posee le contó que era prima de su papá, dato que había mantenido oculto a pesar de conocerla.

“Recién hace dos semanas que esa mujer me dijo llorando que era la prima de mi papá y me habló de él. Los juicios, las palabras dichas acá, traspasan y empieza a pasar algo”, consideró .

Los hijos y el marido de una desaparecida de Quinta de Funes declararon en Guerrieri 3

Recuerdos de la madre que hizo falta

Guillermo Sabino y María Celeste Martínez Reyna dieron testimonio por primera vez en un juicio oral y público. Contaron lo que pudieron recontruir del secuestro de María Adela Reyna Lloveras, una de las militantes ultimada en La Intermedia.

María Celeste y Guillermo Martínez junto a su padre, que también declaró ayer en el juicio. (Fuente: Alberto Gentilcore)
María Celeste y Guillermo Martínez junto a su padre, que también declaró ayer en el juicio.
(Foto: Alberto Gentilcore) - Por: Sonia Tessa

La mayor parte de las personas que estuvieron cautivas en el centro clandestino de detención La Calamita y sobrevivieron relatan que la encargada de cocinar era otra detenida, María. Esa mujer es una de las desaparecidas que pasó por el circuito Quinta de Funes-Escuela Magnasco y La Intermedia. Ayer, María Adela Reyna Lloveras llegó a la audiencia de la causa Guerrieri 3 en la voz de sus hijos Guillermo Sabino y María Celeste Martínez Reyna. "Toda mi vida he intentado reconstruir la historia de mi madre por partes... Y también hay un poco de... culpa de hurgar en la memoria y no recordar nada. A veces mi hermano me cuenta algo, pero yo no me acuerdo de ella. Voy reconstruyendo por las cosas que me cuentan, siempre cosas lindas, por las fotos. Me ha hecho mucha falta todo el tiempo", dijo María Celeste, con una voz suave, ante el Tribunal Oral Federal número 1. Tenía tres años cuando secuestraron a María, en octubre de 1976 (creen que el día 16), en una cita envenenada en capital Federal, según testimonios que Guillermo pudo recoger de uno de los compañeros de su madre. "Exactamente no recuerdo la última vez que la vi, que compartí con ella. Tengo muchos recuerdos de ella, siempre he hecho un esfuerzo memorístico para ver cuándo fue la última vez que me abrazó y no... Sí tengo recuerdos muy vívidos, muy fuertes, muchos", dijo Guillermo, que tuvo a su madre hasta los cinco años.

En la audiencia de ayer también declaró quien era el marido de María Adela, Guillermo Benito Martínez Agüero, hoy de 71 años, que cayó preso en Mendoza en octubre de 1974. Esa caída determinó que María debiera salir de la ciudad para militar en un lugar más seguro, y la organización Montoneros la destinó a Rosario. Los tres testigos de ayer declararon por primera vez en un juicio oral.

Martínez Agüero contó lo que pudo reconstruir del secuestro de su esposa, y recordó que "María Adela militó con mucho compromiso, entrega, sinceridad". Al finalizar su testimonio, les dijo a los integrantes del Tribunal: "No me gusta usar el término del horror, prefiero el homenaje, prefiero el término de la epopeya, porque fue épico lo que hicieron. Esta declaración tiene que ser un homenaje a esos compañeros que no están". Y también pidió que los juicios por delitos de lesa humanidad sean "una política de estado, no de gobierno". En la audiencia de ayer, además de Eduardo Costanzo y Juan Amelong, los únicos dos imputados que están siempre presentes, estuvo Rodolfo Isach, quien amplió su declaración indagatoria con un texto incomprensible que leyó para referirse a lo ocurrido como "una guerra civil". Es su derecho, como acusado, expresar lo que desee en el momento del juicio que elija, sin juramento de decir verdad. Otros imputados, como los militares Oscar Guerrieri, Jorge Fariña, Marino González y los Personal Civil de Inteligencia Juan Cabrera y Walter Pagano siguieron la audiencia por videoconferencia. Armando Pelliza y Ariel López estaban en una sala contigua hasta que el Tribunal defina su situación.

En esta causa se juzgan los delitos de lesa humanidad cometidos contra 47 víctimas, de las cuales 24 están desaparecidas. El fiscal Adolfo Villatte lleva adelante la acusación, las querellas están representadas por Nadia Schujman, de Hijos y Santiago Bereciartúa, de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, y el Tribunal es presidido por José María Escobar Cello, junto a María Ivón Vella y Luciano Lauría.

Además de su testimonio, María Celeste aportó también documentación de su abuela materna, la mamá de María Adela. "Tengo notas escritas por ella de las cosas que iba diciendo la gente, de lo que tenía que hacer", relató la mujer de 43 años. Su madre de crianza, una prima hermana de María Adela, fue también para María Celeste un nexo con la historia de su madre, a quien quería mucho. Y fue la mujer que la crío, María Carlota, quien guardó cada papel y cada foto que remitiera a María Adela. "Quizás porque soy más grande, quizás porque soy madre, pero al ver esos papeles, representan la desesperación de una madre buscando a su hija. Con los llamados anónimos que le hacían, mi abuela materna manoteaba una receta del médico y escribía. Eso es muy impactante", dijo sobre la carpeta que ayer aportó a la causa. "Quizás ahora puedo entender no sólo el dolor que una vive, sino el dolor de otros", expresó. Cuando terminó su testimonio, se acercó al estrado del Tribunal y les explicó qué era cada papel. "Mi mamá de crianza guardaba absolutamente todo, las fotos, la ropa de mi mamá...", contó sobre el legado que llevó a la Justicia.

Anteayer, el Tribunal inspeccionó la Escuela Magnasco, el centro clandestino de detención (CCD) donde los prisioneros de la Quinta de Funes fueron llevados después del fracaso de la Operación México, y la llamada de un periodista mexicano que los obligó a desmantelar ese CCD. Allí estuvieron pocos días, porque luego los trasladaron a la Intermedia. El dato novedoso de esta inspección es que por primera vez pudieron acceder al entrepiso descripto por el único sobreviviente de ese circuito, Jaime Dri, quien contó que desde una ventana que se destapó accidentalmente pudo ver el nombre de la calle donde estaban, y describió una escalera pequeña, como también lo hizo Costanzo, el imputado que relató la muerte de los prisioneros en La Intermedia.