Marcha por Silvia Suppo ¡Esclarecimiento y Justicia!

lunes, 9 de noviembre de 2009

Una carta anónima como prueba


Por Juan Carlos Tizziani

El Tribunal Oral Federal aceptó como prueba en el juicio a los represores santafesinos un anónimo enviado por correo a uno de los testigos que declaró ayer, Froilán Aguirre, quien recibió una lista con una decena de nombres de supuestos integrantes del grupo de tareas que lo secuestró y torturó en un centro clandestino de San José del Rincón, pero en la que no figura el comisario Roberto Martínez Dorr, alias "Morrongo", que él acusa por los tormentos que padeció en la comisaría 1ª, donde estuvo 29 días encapuchado y maniatado en un calabozo. Aguirre leyó la carta ante los jueces, mencionó los integrantes de la patota y les pidió que la incorporen como prueba en el proceso. "Uno de los párrafos niega lo que yo digo, pero yo no tengo dudas", dijo. Y ratificó que fue Martínez Dorr quien lo sometió a una "feroz paliza" en la comisaría 1ª porque había dibujado en la pared una estrella de ocho puntas con sus iniciales: "FA", la fecha de su secuestro: "8/9/76" y una firma: "Montos". "¿Así que sos monto?", dijo que le preguntaba Morrongo mientras le azotaba la cabeza contra la pared.

Aguirre militaba en la Unión de Estudiantes Secundarios cuando fue secuestrado el 8 de setiembre de 1976. Tenía 17 años. Cayó en una cita en el hospital Iturraspe, junto a un compañero de militancia que recién supo su nombre muchos años después. Los rodearon y los llevaron a un chupadero. "Tengo la sensación que era en la zona de Rincón porque atravesamos el puente Oroño (sobre la laguna Setúbal). Era una marcha ligera, sin detenciones y escuchába que se comunicaban con otro grupo. Unos se identificaban como 'fábrica' y los otros de 'depósito'", relató Froilán.

El vehículo bajó en un camino arenoso y lo entraron a una casa. "Me torturaron con picana eléctrica, pasaron algunas horas. Uno pierde la noción del tiempo. Escuché los gritos del otro compañero que eran desesperantes, hasta que se hizo un silencio y ruidos de cadenas como si lo estuvieran desatando. Y no escuché más nada".

A la madrugada lo trasladaron a la comisaría 1ª, a un calabozo muy chiquito. "Estuve encapuchado y esposado durante 29 días. No me podían dar agua y no podía comer, así que estuve desvanecido creo que varios días. Después, todas las noches venían y me golpeaban y me pateaban", recordó Aguirre.

Un día, Aguirre dibujó una estrella de de ocho puntas con sus iniciales: "FA", la fecha de la caída: "8/9/76" y una firma: "Montos". "Cuando se dieron cuenta entró al calabozo un oficial al que le decían 'Morrongo' y después me enteré que era Martínez Dorr que me dio una paliza descomunal. Me preguntaba: '¿Así que sos monto?' Me azotó la cabeza contra la pared veinte veces veces. Me saltó arriba del cuerpo y con un manojo de llaves me golpeaba en los testiculos. Uno de los detenidos que estaba ahí tuvo un ataque de vómitos por la forma en que me habían pegado". Froilán dijo que pudo "reconocer la fisonomía" de su torturador. Lo pudo "reconocer perfectamente". Era Martínez Dorr.

Tiempo después, lo trasladaron a la Guardia de Infantería Reforzada, donde un capitán del Ejército de apellido Cerini lo interrogó sobre su situación y le preguntó sobre el compañero de militancia que había caído con él. Le dijo que no sabía su nombre. "No te hagas el pelotudo porque ese tipo está un metro 80 bajo tierra", le contestó Cerini. La respuesta del militar le confirmó que habían matado a su compañero en la sala de torturas en el chupadero de Rincón. Con el tiempo se enteró que se llamaba Juan Alberto Osuna y que su cuerpo apareció en un enfrentamiento fraguado en Paraná.

Aguirre sacó entonces una carta que recibió hace unos días y comenzó a leerla ante el Tribunal. Era una lista con los nombres de los supuestos integrantes de la patota que lo secuestró y torturó. Mencionó a un imputado en el juicio, al ex suboficial del Ejército Nicolás Correa que también estuvo imputado hasta su fallecimiento, algunos policías y a un militar. Pero no aparecía el comisario que él acusa por la golpiza en la comisaría.

"Un párrafo de la carta niega lo que yo digo, pero yo no tengo dudas que (su torturador) es Martínez Dorr", insistió Froilán. El abogado querellante Horacio Coutaz aclaró al Tribunal que la carta anónima que había recibido Aguirre no era la única, con lo cual deslizó que otros sobres fueron a parar a otras manos. El presidente del Tribunal, Roberto López Arango dispuso que se extrainga fotocopias del anónimo y se distribuyan entre las partes. La defensa no se opuso, y por lo tanto quedó incorporada como prueba en el juicio una lista enviada por correo, con un remitente falso, en la figuran varios represores, pero falta uno.

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