El Tribunal Oral pidió informes sobre un detenido que, según lo dicho por once testigos, fue llevado desde Coronda para colaborar con el grupo de tareas. Interrogó, hizo simulacros de fusilamiento y también participó en las torturas.
Desde Santa Fe
El Tribunal Oral que juzga a los represores santafesinos pidió informes al Servicio Penitenciario de la provincia sobre un ex preso común, José Ricardo Lago Castro, que once testigos en el juicio señalaron como un colaborador del grupo de tareas que operaba en la comisaría 4ª y tres de ellos acusaron por simulacros de fusilamiento. El nombre de Lago Castro comenzó a escucharse desde el primer día de las testimoniales cuando dos ex detenidos políticos, Orlando Barquín y Francisco Klaric, lo sindicaron como un colaboracionista de la represión ilegal. Lo llamativo es que la mayoría de los testigos lo llamaron "Castrolago", cuando en realidad es Lago Castro, nacido en Bilbao, España, el 19 de octubre de 1943. Quizás la confusión se debe a que los represores solían llamarlo "teniente Castro".
El pedido de informes fue remitido a solicitud de la defensora oficial Judith Funes, quien junto a su colega Adriana Gastaldi comparte la defensa de dos imputados en la causa: el ex jefe de la comisaría 4ª, Mario Facino y al ex oficial de Inteligencia de la Policía santafesina, Eduardo Ramos.
Lago Castro estaba preso en la cárcel de Coronda cuando pasó a disposición del Area 212 en dos oportunidades. La primera: entre el 12 de agosto y el 2 de setiembre de 1976. Y la segunda: desde el 4 de noviembre de 1976 hasta el 14 de setiembre de 1977. Su segundo pase a disposición del Ejército fue ordenado por el oficial de operaciones del Area 212, teniente coronel Carlos Adalberto Rodríguez Carranza, el 4 de noviembre de 1976. El traslado se concretó al día siguiente, a cargo del entonces jefe de la Oficina de Coordinación del Area 212, Julio Alberto Villalba. Y casi un año después, el 14 de setiembre de 1977, Lago Castro volvió a la cárcel de Coronda, pero esta vez en otro traslado al mando del segundo coordinador del Area 212, Juan Calixto Perizzotti, quien ya había reemplazado a Villalba a mediados de enero de 1977 y hoy es uno de los seis imputados en el juicio.
Barquín, Klaric y María Cecilia Mazzetti acusaron a Lago Castro por simulacros de fusilamiento en la seccional 4ª, un centro de interrogatorios y torturas de la represión. "Un día escuchamos disparos cerca de la comisaría. Y apareció un preso común, Lago Castro, que colaboraba con los represores, con una ametralladora. Nos grita que nos pongamos contra la pared que se acababa nuestra vida. Le dije a Klaric con mucho miedo: 'Me parece que nos matan'. Como pasaron unos minutos nos animamos a darnos vuelta y no había nadie. Creía que nos mataban", dijo Barquín en el juicio. Klaric coincidió con el relato. "Lago Castro era un preso que había pasado a colaborar con la patota. Andaba suelto y armado. Nos hacía simulacros de fusilamiento con ametralladoras. Nos decía: 'Los voy a hacer cagar'".
Mazzetti padeció varios traslados, entre ellos uno de la Guardia de Infantería a la comisaría 4ª. "Me hacen poner en el patio contra la pared y le dicen a alguien: 'Hacete cargo, esto es tuyo, ocupate vos'. Veo que un hombre se acerca con un arma y empieza a gatillarme en la cabeza. Hasta que le dicen: 'Castrolago volvé a tu celda, basta'. Era un preso que estaba ahí, no sé si jugando", recordó Cecilia ante el Tribunal.
Otros testigos que apuntaron a Lago Castro fueron Mariano Millán Medina, Carlos Chiarulli, Carlos Raviolo, Carlos Pacheco, Roberto Cepeda, Luis Baffico, Rafael Bugna y el periodista José Luis Pagés.
Millán Medina lo recordó como un preso común "medio rapadito que habían traído de la cárcel de Coronda. Los compañeros me decían que tuviera cuidado, que no le digamos nada, porque salía de noche con la patota". Mientras que Chiarrulli lo calificó como un "informante", con quien tuvo que compartir una celda durante varios días y no dejó de interrogarlo. Antes de llegar a la comisaría 4ª, Chiarulli había sido torturado en un centro clandestino conocido como "La Casita". "Yo tenía serios problemas de movilidad por la picana eléctrica. Había quedado muy dañado. Me arrastraba más de lo que caminaba y este hombre (Lago Castro) me seguía interrogando". Hasta que después lo ubicaron en otra celda con más presos políticos.
Raviolo dijo que conoció a Lago Castro cuando le sacaron la capucha y lo pusieron en una celda grande junto con Pacheco y Chiarulli. "Nos dijo que había estado en la cárcel de Coronda y no sé por qué problema lo llevaron a la 4ª", explicó. Pacheco agregó que el soplón les había dicho que él también "era un preso político, pero que en realidad era un preso común llamado (José) Ricardo Lago Castro".
Según Cepeda, Lago Castro "colaboraba como uno más en el grupo de tareas". Mientras que Rafael Bugna recordó que "en la jaula de la comisaría 4ª había cuatro presos comunes que estaban allí por colaborar con los presos políticos de la cárcel de Coronda. Uno de ellos era de apellido Lago Castro, que se la pasó arengando: '¡Viva el Che! ¡Viva Cuba!'".
El periodista José Luis Pagés también mencionó a Lago Castro hace dos semanas cuando declaró en el juicio y el Tribunal Oral le preguntó sobre los integrantes del grupo de tareas. "Uno era un presidiario que se hacía decir 'capitán', se vestía como tal, interrogaba y picaneaba", respondió.
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