La lista la encabezan tres coroneles (González, Rolón y Marcellini), el teniente coronel Arrieta y dos oficiales de Inteligencia (Diab y Morales). Rodríguez dispuso la indagatoria del ex juez de Menores, Vera Candioti y el coronel Pavón.
Por Juan Carlos Tizziani
Por Juan Carlos Tizziani
El juez federal Reinaldo Rodríguez ordenó ayer la detención de ocho militares y tres policías en una megacausa por crímenes de lesa humanidad que investiga 28 homicidios, 18 desapariciones forzadas, cuatro secuestros, tormentos y un caso de supresión de identidad de una menor de edad. La lista la encabezan tres coroneles que ya están bajo proceso o con prisión domiciliaria: José María González que copó la Casa Gris en el golpe de estado del 24 de marzo de 1976 , su reemplazante en la Jefatura del Area 212, Juan Orlando Rolón y el ex jefe del Destacamento de Inteligencia Militar 122, Domingo Manuel Marcellini. Pero se agregaron otros, entre ellos el teniente coronel Roberto Pedro Arrieta y dos oficiales de Inteligencia: Jorge Roberto Diab y Domingo Morales, que el Tribunal Oral Federal que juzga a los represores santafesinos había ordenado investigar. Rodriguez dispuso también la indagatoria del ex juez de Menores, Luis Vera Candioti y del coronel Carlos Enrique Pavón para interrogarlos por uno de los casos acumulados, el que investiga la masacre de la familia biológica de María Carolina Guallane, la joven periodista de Venado Tuerto que recuperó su identidad en 1998 cuando los análisis de ADN confirmaron que era Paula Cortassa. Las detenciones comenzaron a trascender a media tarde a poco de que el Tribunal Oral resolviera enviar al juez Rodríguez el testimonio de una ex militante de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) que acusó a Morales y a otros integrantes del grupo de tareas de haberla torturado en la comisaría 4ª, en 1976, cuando tenía 17 años y estaba embarazada.
Ya la semana pasada, el Tribunal había resuelto enviar al magistrado copia de la indagatoria de uno de los imputados en la causa: el ex jefe de la Oficina de Coordinación del Area 212, comisario Juan Calixto Perizzotti, que confesó haber recibido en marzo de 1977 diez mujeres que estaban secuestradas en un centro clandestino de detención, en las afueras de Santo Tomé. El operativo fue comandado por el mayor Diab por orden del coronel Rolón. Nueve de las mujeres van a declarar en el juicio oral y público al ex juez Víctor Brusa y a otros cinco policías.
Diab y Morales ya estaban bajo la lupa de la justicia. A fines del año pasado, la fiscal Cintia Gómez había solicitado al juez Rodríguez que acumule 22 causas que investigan delitos de lesa humanidad cometidos entre 1976 y 1977 en Santa Fe. El magistrado hizo lugar al pedido, pero parcialmente: resolvió acumular 16 de esas causas en un mega expediente y bajo una sola carátula: "Investigación de delitos de lesa humanidad" (16/08). Pero después, entre mayo y junio, el juez incorporó otras cinco denuncias, con lo cual sumó 21 casos.
El 24 de agosto último, luego de un minucioso trabajo de investigación y recopilación de datos y documentos, los fiscales Cintia Gómez, José Ignacio Candioti y Martín Suárez Faisal formularon el requerimiento de instrucción y pidieron al juez la detención de nueve militares, tres policías y un civil para que "se determine la responsabilidad que les cupo en 28 homicidios, 18 desapariciones forzadas, cuatro privaciones ilegales de la libertad con aplicación de tormentos y un caso de supresión de identidad de menor de edad", según revelaron a Rosario/12 fuentes seguras. El doctor Rodríguez hizo lugar al requerimiento de los fiscales, pero en los casos del ex juez Vera Candioti y del coronel Pavón sólo dispuso la indagatoria en el mes de octubre. Los tres policías imputados en la megacausa son Perizzotti, Héctor Colombini y Mario Facino, que ya están bajo arresto domiciliario y sometidos a juicio ante el Tribunal Oral Federal.
El 24 de agosto último, luego de un minucioso trabajo de investigación y recopilación de datos y documentos, los fiscales Cintia Gómez, José Ignacio Candioti y Martín Suárez Faisal formularon el requerimiento de instrucción y pidieron al juez la detención de nueve militares, tres policías y un civil para que "se determine la responsabilidad que les cupo en 28 homicidios, 18 desapariciones forzadas, cuatro privaciones ilegales de la libertad con aplicación de tormentos y un caso de supresión de identidad de menor de edad", según revelaron a Rosario/12 fuentes seguras. El doctor Rodríguez hizo lugar al requerimiento de los fiscales, pero en los casos del ex juez Vera Candioti y del coronel Pavón sólo dispuso la indagatoria en el mes de octubre. Los tres policías imputados en la megacausa son Perizzotti, Héctor Colombini y Mario Facino, que ya están bajo arresto domiciliario y sometidos a juicio ante el Tribunal Oral Federal.
En la audiencia de ayer, declararon ante el Tribunal dos ex militantes de la UES secuestradas en el invierno de 1976: Patricia Isasa, que tenía 16 años y Cecilia Mazzetti, de 17 y embarazada de su compañero Daniel Suárez, que hoy está desaparecido. Ambas relataron su martirio en el circuito represivo de Santa Fe: la comisaría 4ª y la Oficina de Coordinación del Area 212, a cargo de Perizzotti desde enero de 1977.
En la redada a los secundarios, además de Isasa y Mazzetti, cayó otro puñado de adolescentes: Grisel Droz, Claudia Spotti, Viviana Cazol y María de los Milagros Almirón que tenía 14 años. Milagros debía declarar ayer, pero su testimonio se postergó hasta el lunes. Su hermano, Luciano Almirón que declaró la semana pasada también fue detenido a los 16 años, precisamente, en una visita a su hermana. La mamá de ambos también sufrió el terrorismo de estado, y quedó cuadriplégica por la tortura.
En la redada a los secundarios, además de Isasa y Mazzetti, cayó otro puñado de adolescentes: Grisel Droz, Claudia Spotti, Viviana Cazol y María de los Milagros Almirón que tenía 14 años. Milagros debía declarar ayer, pero su testimonio se postergó hasta el lunes. Su hermano, Luciano Almirón que declaró la semana pasada también fue detenido a los 16 años, precisamente, en una visita a su hermana. La mamá de ambos también sufrió el terrorismo de estado, y quedó cuadriplégica por la tortura.
Cecilia Mazzetti acusó al capitán Morales de haberla torturado en la comisaría 4ª. "Tenía 17 años. Estaba vendada y con capucha. Les dije que estaba embarazada porque mis compañeras me habían dicho que se los diga, que me iban a tratar mejor. Pero fue peor. Uno de ellos (los interrogadores) me dijo que 'el hijo de un guerrillero no debía nacer'".
Cecilia dijo que lo último que recordaba de esos tormentos era un fuerte golpe en la cabeza. "Me desperté en la sala Policial del hospital Cullen", relató. "Estuve cuatro días sin levantarme de la cama porque no podía mover. Un día vino un enfermero que se anotó en la mano el teléfono de mis padres y les avisó que estaba en el hospital. Por eso me encuentraron, había pasado un mes del secuestro".
Mazzetti padeció otros traslados a la comisaría 4ª, donde la pusieron parada contra la pared. "Veo que se acerca una persona y comienza a gatillar un arma en mi cabeza: 'No te preocupés que hay una para vos'. Era un preso común de apellido Lago Castro, que estaba jugando. Después me llevan a otra oficina, pero esta vez no me ponen la capucha, entonces veo a los mismos que me habían torturado antes. Me amenazan y me dicen que estoy sin capucha porque si no les decía lo que ellos querían, no importaba. Firmo una declaración y me llevan de vuelta a la GIR".
Cecilia dijo que lo último que recordaba de esos tormentos era un fuerte golpe en la cabeza. "Me desperté en la sala Policial del hospital Cullen", relató. "Estuve cuatro días sin levantarme de la cama porque no podía mover. Un día vino un enfermero que se anotó en la mano el teléfono de mis padres y les avisó que estaba en el hospital. Por eso me encuentraron, había pasado un mes del secuestro".
Mazzetti padeció otros traslados a la comisaría 4ª, donde la pusieron parada contra la pared. "Veo que se acerca una persona y comienza a gatillar un arma en mi cabeza: 'No te preocupés que hay una para vos'. Era un preso común de apellido Lago Castro, que estaba jugando. Después me llevan a otra oficina, pero esta vez no me ponen la capucha, entonces veo a los mismos que me habían torturado antes. Me amenazan y me dicen que estoy sin capucha porque si no les decía lo que ellos querían, no importaba. Firmo una declaración y me llevan de vuelta a la GIR".
En diciembre de 1977, salieron en libertad todas las menores, menos ella que quedó un año más con Silvia Suppo y Graciela Rabellino. "Durante ese año, varias veces me llevaron a la oficina de Perizzotti, donde encontraba con la misma gente que me había torturado en la 4ª. Y un día cuando salimos al recreo, se acercó una de estas personas y me dijo que era el capitán Morales. Estaba de civil. Y me dijo: 'Te vas a podrir acá'".
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