Marcha por Silvia Suppo ¡Esclarecimiento y Justicia!

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Continuan los testimonios


RELATO DEL POLICIA QUE ESTUVO PRESO POR DARLE AGUA A UN DETENIDO

"Yo hice lo que tenía que hacer"

El ex suboficial Luis Enrique Monzón confirmó que en noviembre de 1975 auxilió al abogado Pedraza que estaba al borde de la muerte en uno de los calabozos de la comisaría 4ª.

Por Juan Carlos Tizziani

Los testimonios de un ex suboficial y un médico de la Policía santafesina complicaron ayer la situación del ex jefe de la comisaría 4ª, Mario Facino, en el juicio a los presos por delitos de lesa humanidad en Santa Fe. El ex suboficial Luis Enrique Monzón confirmó que en noviembre de 1975 auxilió al abogado Jorge Pedraza que estaba al borde de la muerte en uno de los calabozos de la 4ª. "Un día llegué y escuché los gritos de una persona que pedía auxilio desde el fondo de la comisaría, pero como nadie hacía nada, saqué la llave y abrí la puerta del calabozo. Allí había un joven que me dijo que se sentía muy mal y que, por favor, le diera un poco de agua. Lo llevé hasta una pileta. Caminaba muy despacio. Pero como no se podía agachar para tomar de la canilla, busqué un jarro en la cocina y le di agua", relató Monzón. Aquel muchacho de 21 años tirado en una de "Las tumbas" como llamaban a los calabozos era Pedraza, a quien Monzón volvió a ayudar tiempo después cuando llevó a la madre del abogado una esquela con noticias de su hijo. El jarro con agua y el mensaje a la familia Pedraza le costaron a Monzón su cargo en la Policía y una condena a casi dos años de cárcel a disposición del Poder Ejecutivo Nacional, ya en la dictadura. "No me arrepiento de nada. No cometí ningún delito, hice lo que tenía que hacer. Yo puedo mirar a mis nietos a la cara", dijo Monzón.

El relato del ex policía conmovió a la sala de audiencias, al punto que cuando el hombre salió a la calle lo rodeó el aplauso de los militantes de organismos de derechos humanos que siguen el juicio en las afueras.

La audiencia arrancó con el testimonio del ex médico de la Policía, José María Maciel, que reconoció su firma en un informe sobre los tormentos a Pedraza. Pero después no dijo nada más, se amparó en la desmemoria y el tiempo.

El segundo testigo fue Monzón, un correntino de 68 años, de respuestas precisas y contundentes, que es "capataz de obra" -pero que hoy está sin trabajo-, dijo cuando le preguntaron sobre su oficio. En noviembre de 1975, Monzón era suboficial de calle en la 4ª y Facino el jefe. "Un día llego a la comisaría y escucho desde el fondo, donde estaban los calabozos, a una persona que pedía auxilio porque decía que se estaba muriendo", recordó. "Nadie hacía nada. Entonces, saqué la llave del calabozo y fui por el pasillo a preguntarle qué le pasaba. Era un pibe joven. Me dijo que se sentía muy mal, que lo habían picaneado y me pedía un poco de agua. Abrí la puerta y lo llevé hasta una pileta. Caminaba muy despacio. Pero como no se podía agachar para tomar de la canilla, busqué un jarro en la cocina y le di agua".

"Después, acompañé al detenido hasta la celda y devolví la llave. Lo hice sin saber quién era. Y sin autorización del oficial de guardia. Hice lo que tenía que hacer", relató Monzón. Y se levantó para imitar ante el Tribunal los movimientos con los que había ayudado a Pedraza hace 34 años. El gesto cambió el clima de la audiencia.

¿Había otras pesonas que escucharon el pedido de auxilio? le preguntó el presidente del Tribunal, Roberto López Arango.

Había una orden de los servicios especiales que no se podía ver a los detenidos.

¿Qué eran los servicios especiales? quiso saber el juez.

El personal del Area 212, andaban de civil, así que no sé si eran del Ejército o de la Policía contestó Monzón. El jefe del Area 212 en noviembre de 1975 era el coronel José María González, el mismo que copó la Casa de Gobierno la noche del golpe del 24 de marzo y asumió como el primer interventor de la dictadura en la provincia.

Unos días después, Monzón entregó a la madre de Pedraza una esquela con noticias de su hijo. "Era un papelito que no leí", afirmó. El vaso de agua y el mensaje a la familia Pedraza le costaron quince días de arresto en el cuartel de Bomberos Zapadores a pesar de que "nunca me hicieron ningún sumario".

Pero después del golpe, llegó la segunda represalia. "El 31 de marzo de 1976 me llaman y me dicen que estaba detenido a disposición del Area 212. Me leyeron un papel firmado por Videla, Agosti y Massera".

¿Cuánto tiempo estuvo a disposición del Poder Ejecutivo? volvió a preguntarle López Arango.

Veintiún meses contestó el correntino.

El fiscal Martín Suárez Faisal volvió a insistir si otros policías habían escuchado también los gritos de Pedraza, pero hicieron oídos sordos a los pedidos de auxilio. "Por supuesto que lo escucharon, todos los escuchábamos".

¿Estaba el jefe de la comisaría?

No lo sé, señor.

¿Y sus compañeros no advertían la situación?

-No lo sé. Yo soy una persona humana, si alguien pide un vaso con agua se lo doy porque está pidiendo por favor contestó Monzón. Y agregó: "Cuando yo estuve preso mis ex compañeros me negaron el agua. Era como si tuviera HIV".

¿Conoce otro caso de algún policía que haya auxiliado a un detenido?

No. Yo puedo mirar a mis nietos a la cara y de frente.

El 20 de octubre, el Tribunal hará un reconocimiento a la comisaría 4ª, "así que hemos resuelto convocarlo a partir de las 9 de la mañana. Va a recibir la cédula de notificación, pero ya se lo anticipo", le dijo el juez López Arango. Monzón contestó: "Voy a ir, voy a estar en la puerta, señor".

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