Marcha por Silvia Suppo ¡Esclarecimiento y Justicia!

domingo, 5 de diciembre de 2010

Identifican restos de los enterramientos en un predio militar

Era el cuerpo de María Esther

Lo comprobó el Equipo Argentino de Antropología Forense en Campo San Pedro, en Santa Fe, hasta el momento el único predio militar donde se hallaron enterramientos clandestinos. El cuerpo pertenece a una no vidente secuestrada en 1977 en Rosario.
Por José Maggi

Uno de los ocho cuerpos desenterrados en Campo San Pedro -el predio militar donde trabaja desde hace seis meses el Equipo Argentino de Antropología Forense-, pertenece a María Esther Ravelo, una no vidente que fue secuestrada el 17 de setiembre de 1977 junto a su esposo Etelvino Vega del domicilio de calle Santiago 2815. La Casita los ciegos, como es conocida hoy en el barrio está a escasos metros de la vivienda donde cumple arresto domiciliario Eduardo "Tucu" Costanzo, quien denunciara ante la justicia y revelara a este cronista que "la cieguita fue una de las 27 personas que luego de ser secuestradas en el centro clandestino de detención La Calamita, fue trasladada a una chalet de Monje y asesinada, y después enterrada en un campo cercano a Laguna Paiva". Esto prueba el circuito represivo, y convierte el caso en el primero en todo el país donde la justicia pudo comprobar enterramientos clandestinos en un predio militar.

Costanzo también había dicho ante la justicia que "la disposición final de los 27 detenidos se hizo en Monje con inyecciones letales, que se la colocó Armando Pelliza (detendio) y Juan Carlos Bossi (quien sigue libre) quien según Costanzo " le ponía la corbatita (una delgada goma utilizada para extraer sangre) para que mueran asfixiados".

"Entre los veintisiete que llevaron a Monje para matar estaba la Cieguita de la otra cuadra de mi casa, de la calle Santiago. A ellos los mataron en Monje y según me contó Hugo Cardozo antes de morir de cáncer cuando vino a mi casa hace ocho meses atrás, a los veintisiete los enterraron en una campo cerca de Laguna Paiva en Santa Fe. Con todo eso la fiscal (Griselda) Tessio le pidió al juez ( Germán) Sutter Schneider que me hiciera declarar con el juez de Santa Fe y no hizo nada", habia dicho Costanzo ante la justicia y ante Rosario/12 en setiembre de 2009.

En realidad la historia se había empezado a escribir mucho antes en setiembre de 1977. En al Conadep en el Legajo N 3223 "Alejandra Fernández Ravelo, domiciliada en la ciudad de Santa Fe, denunció la desaparición de su hija María Esther Ravelo de Vega, que entonces vivía con su marido y un hijito de corta edad en la ciudad de Rosario"

Allí dejó sentado que "el día 15 de setiembre de 1977 mi hija me llamó por teléfono pidiéndome que viajara a Rosario a buscar a su hijito (mi nieto) porque el esposo se encontraba enfermo. Según convine con ella, tres días después llegué a la casa de un familiar nuestro, Agustín Simonsini, donde encontré a mi nieto que había sido dejado por unas personas jóvenes que viajaban en un automóvil Renault 4 blanco; mi hija vivía en una casa ubicada en la calle Santiago NI 2815 de Rosario de la que era propietaria y funcionaba allí un negocio de sodería del que también mi hija era titular; cuando pasé por allí el día que fui a buscar a mi nieto vi que en un camión del Ejército estaban cargando todos los bienes muebles de mi hija sin que yo pudiera hacer nada para impedirlo. Al cabo de un tiempo volví al lugar pero la sodería estaba cerrada; por una ventana me atendió un hombre y alcancé a ver en el interior una máquina de escribir y una mesa; ese hombre me dijo que la propiedad ahora pertenecía al gobierno porque anteriormente había pertenecido a unos subversivos. Una vecina me contó también que en la casa habían encontrado muerta a una persona de sexo masculino pero que no era mi yerno. Mi hija y mi yerno eran no videntes".

Según Costanzo relato ante la justicia "Francisco Scilabra estuvo en el asesinato de 27 personas en Monje, en un chalet priedad de Ricardo Rodríguez, alias Patilla. dueño de una wiskería del centro de Rosario, Rilke II. Cabrera, alias "el Barba". Juan Daniel Amelong, y Jorge Fariña. "Es uno de los que debe dar cuenta de todos los desaparecidos de La Calamita y La Intermedia y es quien ordenó traer a la Ciega y un chico de diez años que lo termina entregando el Barba Cabrera. Y también Pascual Guerrieri".

El hallazgo de Campos San Pedro se produjo el 9 de junio de 2010. El 27 de junio el juez federal Nº 2 de Santa Fe, Francisco Miño, constató que en la fosa común descubierta por el Equipo Argentino de Antropología Forense en el campo San Pedro, a 40 kilómetros de Santa Fe, había restos de ocho personas, seis de ellas con las marcas del terror: "lesiones en el cráneo compatibles con heridas producidas por armas de fuego". Y ordenó la exhumación de los cuerpos y su traslado al laboratorio de los peritos forenses, en Buenos Aires, para que se realicen los estudios genéticos que permitan identificar a los desaparecidos. Fuentes seguras consultadas por Rosario/12, revelaron que se trata de restos de cinco hombres y tres mujeres jóvenes, uno de ellos apareció con "un objeto de metal en la mano izquierda que podría ser un anillo" y otro tenía "una pieza dentaria de acrílico y metal", que podrían orientar las investigaciones.

La fosa común fue encontrada el miércoles 9 de junio, en un sector agreste del campo San Pedro, de propiedad del Ejército, ubicado en la zona de Campo Andino, a 15 kilómetros de Laguna Paiva. La opinión pública se anotició del descubrimiento casi una semana después, el martes 15. Y el viernes 18, el juez Miño realizó la inspección judicial en el lugar junto al secretario penal del Juzgado, Mateo Busaniche y autorizó a los forenses a concluir "las tareas de exhumación, registro, embalaje y posterior traslado de los restos" al laboratorio del Equipo de Antropología, en Buenos Aires.

La causa que instruye el juez Miño se inició en abril de 2007 por una denuncia de la Casa de Derechos Humanos de Santa Fe, que agrupa a las Madres de Plaza de Mayo, Familiares de Desaparecidos y el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos. Aunque ya en 1984, la Conadep se había hecho eco de comentarios de vecinos y conocedores de la zona.

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