Ya había sido denunciado años atrás, pero había logrado zafar y reciclarse en la justicia de Mar del Plata. Perfil de Montti.
Cuatro testimonios en el juicio al ex juez federal Víctor Brusa y compañía por crímenes de lesa humanidad complicaron a su colega, Victor Manuel Montti, ex secretario del juez federal de la dictadura, Fernando Mántaras, que después se recicló en democracia hasta su retiro como fiscal general en Mar del Plata, hace algunos años. Montti ya es investigado en una causa que se desdobló de la que hoy se juzga en el Tribunal Oral de Santa Fe y en la que están procesados por "asociación ilícita" los seis del banquillo: Brusa y los ex policías Juan Calixto Perizzotti, Héctor Colombini, Mario Facino, María Eva Aebi y Eduardo Ramos, más el ex jefe del Destacamento de Inteligencia Militar 122, coronel Domingo Manuel Marcellini, que zafó del juicio por su estado de salud. En las audiencias, uno de los declarantes, Orlando Barquín, lo acusó de haberlo presionado para que firme una declaración arrancada bajo tortura en la comisaría 4ª, mientras que otro, Roberto Cepeda, le imputó no haber hecho nada ante los tormentos que había padecido en centros clandestinos.
En los años oscuros, Montti era el secretario de Mántaras, un activo colaborador de la represión ya fallecido. El otro era Brusa. Los dos escalaron alto. Brusa llegó a ocupar el mismo cargo de Mántaras, juez federal Nº 1, hasta su destitución en marzo de 2000. Montti fue juez federal Nº 2 de Santa Fe durante un año "desde setiembre de 1983 a octubre de 1984 , aunque después marchó hacia el sur del país para desempeñar otras funciones "fiscal y juez de Cámara en la provincia de Santa Cruz durante el gobierno de Arturo Puriccelli hasta que se jubiló como fiscal general en Mar del Plata.
El nombre de Montti comenzó a sonar ya en el arranque del juicio, el 16 de setiembre, cuando declararon dos ex delegados gremiales de UPCN secuestrados a fines de 1975, Barquín y Francisco Klaric. Pero esta semana, lo volvieron a señalar otros dos sobrevientes de la dictadura, Cepeda y José Villarreal.
Barquín ratificó que Montti lo presionó para que firme una declaración que le habían arrancado a punta de picana en la comisaría 4ª. "Me dijo: `ya viste que mal la pasaste, si no ratificas esto ante mi presencia, volvés y te va a pasar exactamente lo mismo'", recordó ante el Tribunal. Mientras que Klaric lo definió como un integrante de la "patota judicial". "Sabíamos quiénes eran Mántaras, Montti, Brusa y (el ex juez federal ya fallecido Miguel Angel) Quirelli. Era la patota judicial", precisó.
Cepeda relató su primer encuentro con Mántaras, Montti y Brusa en la comisaría 4ª, donde lo interrogaron. Lo sacaron de un calabozo. "Tenía olor a muerto" por la tortura. "Estaba muy mal, con cicatrices, golpeado, con una perforación en el pie que me habían hecho con un soplete. Me faltaba una parte del cuero cabelludo. Estaba podrido en vida", dijo. Entonces, preguntó cómo le podían tomar declaración en ese estado. "Mántaras y Montti se chocaron para decirme que había tenido suerte, que otros no habían tenido esa oportunidad", afirmó.
¿Usted les advirtió sobre sus torturas?- le preguntó el defensor oficial Fernando Sánchez.
Sí, pero me dijeron que la saqué barata- respondió. Cepeda había sido secuestrado en mayo de 1977, en Córdoba, donde pasó por dos centros clandestinos: La Perla y La Rivera. Después, lo trajeron a Santa Fe a bordo de un Renault 12 que conducía "un torturador" del Destacamento de Inteligencia Militar 122, Eleodoro Jorge Hauque "al que le decían "Lolo" o "Tío". El jefe del traslado era un capitan del Ejército de apellido Morales", dijo. Hoy, uno de los detenidos en la megacausa que investiga crímenes de lesa humanidad es el teniente coronel Manuel Morales.
Otro ex preso político, José Villareal también recordó una entrevista con Montti y Brusa en medio de sus martirios en la cárcel de Coronda y en la comisaría 4ª. Estaba con otros detenidos. "Fuimos pasando de a uno. Montti estaba con Brusa y un escribiente, no muy alto, peinado para atrás. Tuvimos una discusión con Montti por los términos del interrogatorio. Intervino Brusa, que dijo: "Si se pone en duro lo bajamos/matamos y ya". Después, nos llevaron de nuevo a la 4ª, donde había un régimen de abandono, no nos daban de comer, ni nos sacaban para ir al baño".
En ese interrogatorio de Monti y Brusa, cuando Brusa dijo eso, ¿qué pasó con Monti?-, le preguntó una jueza del Tribunal Oral, Lilia Carnero.
En todos los interrogatorios había una complicidad entre los que nos golpeaban y los jueces, había coincidencia con lo que querían que dijéramos.Y entre ellos dos había complicidad. Yo le decía a Montti que no me iba a hacer cargo de nada de lo que ellos querían. Y entonces, Brusa dijo eso "le contestó Villarreal.
¿Cómo estaban vestidos los funcionarios judiciales?- quiso saber la magistrada.
De traje, como cualquiera de ustedes acá. Como se visten ustedes, de traje- retrucó el declarante.
En realidad, Barquín ya había denunciado a Montti hace 26 años, en 1983, pero a pesar de que se abrió un expediente en el Juzgado Federal de Santa Fe (Nº 188/83 recaratulado Nº 150/84 "Barquín, Orlando y Klaric, Francisco s/denuncia"), nunca hubo un "proceso judicial" contra el ex secretario de Mántaras, según una sentencia de la Cámara Federal de Rosario que se conoció el 12 de agosto último. La Cámara confirmó una resolución del conjuez Ricardo Lazzarini que quince meses antes "el 9 de mayo de 2008 consideró "los hechos que se le imputan a Montti" como "delitos de lesa humanidad" y por lo tanto, "imprescritibles"; rechazó el planteo de "cosa juzgada" que había interpuesto el imputado y anuló el "sobreseimiento parcial y definitivo" y la resolución que había ordenado el archivo de la causa.
Lazzarini observó que Montti nunca prestó "declaración indagatoria" y concluyó que "había sido sobreseído", a pesar de "no haber existido un verdadero proceso judicial en el que el imputado nunca fue indagado ni molestado" y por lo tanto, "resulta nulo (el sobreseimiento), al igual que el archivo" de la causa.
La Cámara Federal citó también una declaración de Barquín acerca de que "lo habían torturado en la comisaría 4ª y por eso efectuó una confesión y que días después, lo llevaron a declarar a la Policía Federal o al Juzgado Federal y expresa que "ahí con la declaración que yo había efectuado en la tortura, el doctor Montti me dice que la firme porque si no me van a volver a torturar y no me acuerdo si la firmé".
"Sin juzgar sobre el mérito de los declarado o acerca de su real existencia, ese hecho concreto denunciado por Barquín, por sus características y por las circunstancias de modo, tiempo y lugar en el que se habría producido, comunes a aquellos que ya se invetigan en la causa principal, podría ser compatible con delitos de lesa humanidad como afirmó el juez (Lazzarini), resultando, por ende, imprescriptible, todo lo cual determina la necesidad" de una investigación, agregó la Cámara.
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