"Todo esto debe aclararse ahora"
Desde Santa Fe
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La denunciante del ex agente civil del Destacamento de Inteligencia Militar 122, Horacio Américo Barcos, que comenzó a ser juzgado esta semana en Santa Fe, dijo que hay dos cuestiones pendientes en la investigación: las intimidaciones y seguimientos que padeció desde que recurrió a la justicia y un asalto a su casa de un grupo de encapuchados. "Pido que estos temas se aclaren", dijo Amalia Ricotti. Barcos es acusado de integrar un grupo de tareas que secuestró y torturó a Ricotti y a su ex marido ya fallecido, José Alberto Tur, en mayo de 1978.
Ricotti tiene custodia policial desde hace cuatro años, dijo al testimoniar en el juicio a Barcos. La pesadilla comenzó cuando se presentó ante la fiscal federal (Griselda) Tessio, que investigaba los centros clandestinos de detención de Santa Fe. "A partir de ahí, comencé a sufrir intimidaciones en la calle, por teléfono, seguimientos y uno de los últimos hechos fue muy violento. Ya tenía el teléfono celular del Programa de Protección a Testigos, pero no tenía custodia personal y cuando intentaba comunicarme con el responsable del programa, Alejandro Villalba, se cayó el sistema. En ese momento estaba en el centro de la ciudad y observé que me seguían. Me comunique entonces desde una cabina telefónica y al salir de ahí, me interceptaron tres personas: una se me abalanzó desde atrás e intentó arrebatarme el teléfono. Fue muy fuerte", dijo.
Amalia interpretó las llamadas intimidatorias como un mensaje de "la patota. Era como decir que seguían estando. Ese era el mensaje que yo entendí que me quisieron dar. Y evidentemente es así, porque desde el momento de mis denuncias, comenzaron los llamados telefónicos. Una persona me siguió. Era mostrar presencias, agresiones y evidentemente se tuvo que crear un equipo de Protección a Testigos en el año 2010" para custodiarnos.
"También me di cuenta que era seguida por una persona que posteriormente pude identificar con nombre y apellido: Gaspar Gelli, que también fue identificado por el hijo (de otros dos querellantes en el juicio al ex juez Víctor Brusa), Daniel García y Alba Sánchez"
Ricotti dijo que Gelli estuvo "citado para presentarse a una rueda de reconocimiento" de personas, pero "presentó un certificado médico" y no concurrió. Después, "lo volvieron a citar y no tenía el domicilio, su paradero es desconocido".
Ricotti tiene custodia policial desde hace cuatro años, dijo al testimoniar en el juicio a Barcos. La pesadilla comenzó cuando se presentó ante la fiscal federal (Griselda) Tessio, que investigaba los centros clandestinos de detención de Santa Fe. "A partir de ahí, comencé a sufrir intimidaciones en la calle, por teléfono, seguimientos y uno de los últimos hechos fue muy violento. Ya tenía el teléfono celular del Programa de Protección a Testigos, pero no tenía custodia personal y cuando intentaba comunicarme con el responsable del programa, Alejandro Villalba, se cayó el sistema. En ese momento estaba en el centro de la ciudad y observé que me seguían. Me comunique entonces desde una cabina telefónica y al salir de ahí, me interceptaron tres personas: una se me abalanzó desde atrás e intentó arrebatarme el teléfono. Fue muy fuerte", dijo.
Amalia interpretó las llamadas intimidatorias como un mensaje de "la patota. Era como decir que seguían estando. Ese era el mensaje que yo entendí que me quisieron dar. Y evidentemente es así, porque desde el momento de mis denuncias, comenzaron los llamados telefónicos. Una persona me siguió. Era mostrar presencias, agresiones y evidentemente se tuvo que crear un equipo de Protección a Testigos en el año 2010" para custodiarnos.
"También me di cuenta que era seguida por una persona que posteriormente pude identificar con nombre y apellido: Gaspar Gelli, que también fue identificado por el hijo (de otros dos querellantes en el juicio al ex juez Víctor Brusa), Daniel García y Alba Sánchez"
Ricotti dijo que Gelli estuvo "citado para presentarse a una rueda de reconocimiento" de personas, pero "presentó un certificado médico" y no concurrió. Después, "lo volvieron a citar y no tenía el domicilio, su paradero es desconocido".
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