Con claros signos del terror
El magistrado Francisco Miño ahora ordenó la exhumación y traslado de los restos a Buenos Aires, para que el Equipo Argentino de Antropología Forense pueda trabajar sobre la identidad de los cuerpos hallados en una fosa común.Por Juan Carlos Tizziani
Desde Santa Fe
El juez federal Nº 2 de Santa Fe, Francisco Miño, que investiga enterramientos clandestinos de víctimas del terrorismo de estado en un predio del Ejército ya pudo constatar que en la fosa común descubierta por el Equipo Argentino de Antropología Forense en el campo San Pedro, a 40 kilómetros de Santa Fe, había restos de ocho personas, seis de ellas con las marcas del terror: "lesiones en el cráneo compatibles con heridas producidas por armas de fuego". Y ordenó la exhumación de los cuerpos y su traslado al laboratorio de los peritos forenses, en Buenos Aires, para que se realicen los estudios genéticos que permitan identificar a los desaparecidos. Fuentes seguras consultadas por Rosario/12, revelaron que se trata de restos de cinco hombres y tres mujeres jóvenes, uno de ellos apareció con "un objeto de metal en la mano izquierda que podría ser un anillo" y otro tenía "una pieza dentaria de acrílico y metal", que podrían orientar las investigaciones. El traslado se concretó a mediados de esta semana con custodia de la Gendarmería.
La fosa común fue encontrada el miércoles 9 de junio, en un sector agreste del campo San Pedro, de propiedad del Ejército, ubicado en la zona de Campo Andino, a 15 kilómetros de Laguna Paiva. La opinión pública se anotició del descubrimiento casi una semana después, el martes 15. Y el viernes 18, el juez Miño realizó la inspección judicial en el lugar junto al secretario penal del Juzgado, Mateo Busaniche y autorizó a los forenses a concluir "las tareas de exhumación, registro, embalaje y posterior traslado de los restos" al laboratorio del Equipo de Antropología, en Buenos Aires.
El hallazgo no tiene precedentes en el país. "Es la primera fosa común que se encuentra en jurisdicción militar", dijo el antropólogo Miguel Nieva, quien integra el grupo de investigadores junto a sus colegas, Juan Nóbile y Leonardo Ovando. La primera vez que se hallaron fragmentos humanos en un centro clandestino fue en el "Pozo de Arana", en La Plata, donde estuvo secuestrado Julio López. "Pero esta es la primera vez que se encuentran restos humanos en un predio del Ejército. Se hicieron trabajos en varios lugares del país, se trabajó en La Perla, en el Batallón de Arsenales en Tucumán y en otros lugares, pero es la primera vez que logramos encontrar restos en un predio militar", precisó Nieva.
La causa que instruye el juez Miño se inició en abril de 2007 por una denuncia de la Casa de Derechos Humanos de Santa Fe, que agrupa a las Madres de Plaza de Mayo, Familiares de Desaparecidos y el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos. Aunque ya en 1984, la Conadep se había hecho eco de comentarios de vecinos y conocedores de la zona que habían visto movimientos de vehículos militares y sospechaban de enterramientos clandestinos. El campo San Pedro tiene más de 100 hectáreas y era utilizado por el Ejército para maniobras y ejercicios de artillería.
El elemento clave que orientó la pesquisa fue la cal que utilizaron los ejecutores para hacer desaparecer los cuerpos de sus víctimas. Precisamente, los restos encontrados ahora estaban bajo un manto blanco. "Es una fosa común, en cuyo interior se hallaron restos humanos de varias personas cubiertos con cal y evidencia balística asociada a los mismos", dijo el Equipo de Antropología Forense al anunciar el hallazgo. La sepultura no era muy profunda. Los investigadores creen que fue cavada a pala, sin utilizar ninguna máquina retroexcavadora. Es un rectángulo de 2.70 por 1.70. Y a los 80 centímetros de la superficie comenzaron a aparecer los restos de cal que cubrían todo el sector. Una vez retirada la cal, los forenses encontraron los primeros restos humanos ("un miembro inferior"), por lo que a partir de allí comenzaron un trabajo de excavación arqueológica. Y la verdad comenzó a salir a la luz. Hallaron los restos de ocho personas jóvenes. "Cinco hombres y tres mujeres", según fuentes seguras consultadas por Rosario/12.
Los ocho individuos fueron hallados en distintas posiciones, articulados y extendidos: seis estaban "decúbito dorsal", es decir boca arriba y dos "decúbito ventral", boca abajo. Los seis boca arriba tienen "lesiones perimorten en el cráneo compatibles con heridas producidas por arma de fuego", lo que revela que habrían sido ejecutados con el tiro del final. Uno de los cuerpos tenía también "un objeto de metal en la mano izquierda, posiblemente un anillo" y otro, "una prótesis dental de acrílico y metal en el maxilar superior", que podrían orientar las investigaciones forenses. Fueron enterrados a una profundidad variable entre 1.20 y 1.40.
La semana pasada, Nieva informó que también habían encontrado "una vaina servida de arma de fuego asociada con los restos, pero en este caso no es un indicio de relevancia porque era un campo de artillería y hay muchísimos fragmentos de municiones, vainas y proyectiles" que utilizaba el Ejército.
Las fuentes dijeron que en la fosa común no había otras cápsulas de proyectiles, ni restos de ropa. Una indicio de que podrían haber sido ejecutados en otro lado y luego llevados desnudos hasta el destino final. "Posiblemente los hayan matado en otra parte y después los arrojaron a la fosa", interpretó una de las fuentes.
La Casa de Derechos Humanos que impulsó la causa judicial hace tres años valoró la importancia del hallazgo. "Es la prueba de que este campo del Ejército operó como centro de exterminio de víctimas del terrorismo de estado", dijo Milagros Demiryi. Por lo que, ahora la investigación apuntará a precisar si hay más fosas comunes. "Los testimonios dicen que los enterramientos clandestinos con cal se hicieron varias veces. Hay datos cruzados, algunos testigos que hablan de dos hechos y otros de tres hechos. Indudablemente, el campo San Pedro se usó primero como centro de torturas y después pasó a ser centro de exterminio", planteó Jorge Castro.
Ahora, el Equipo de Antropología Forense intentará "identificar los restos encontrados" en San Pedro, pero también continuará con "la "prospección y búsqueda" de otros enterramientos clandestinos porque "aun resta explorar una gran superficie" del campo del Ejército.
El magistrado Francisco Miño ahora ordenó la exhumación y traslado de los restos a Buenos Aires, para que el Equipo Argentino de Antropología Forense pueda trabajar sobre la identidad de los cuerpos hallados en una fosa común.Por Juan Carlos Tizziani
Desde Santa Fe
El juez federal Nº 2 de Santa Fe, Francisco Miño, que investiga enterramientos clandestinos de víctimas del terrorismo de estado en un predio del Ejército ya pudo constatar que en la fosa común descubierta por el Equipo Argentino de Antropología Forense en el campo San Pedro, a 40 kilómetros de Santa Fe, había restos de ocho personas, seis de ellas con las marcas del terror: "lesiones en el cráneo compatibles con heridas producidas por armas de fuego". Y ordenó la exhumación de los cuerpos y su traslado al laboratorio de los peritos forenses, en Buenos Aires, para que se realicen los estudios genéticos que permitan identificar a los desaparecidos. Fuentes seguras consultadas por Rosario/12, revelaron que se trata de restos de cinco hombres y tres mujeres jóvenes, uno de ellos apareció con "un objeto de metal en la mano izquierda que podría ser un anillo" y otro tenía "una pieza dentaria de acrílico y metal", que podrían orientar las investigaciones. El traslado se concretó a mediados de esta semana con custodia de la Gendarmería.
La fosa común fue encontrada el miércoles 9 de junio, en un sector agreste del campo San Pedro, de propiedad del Ejército, ubicado en la zona de Campo Andino, a 15 kilómetros de Laguna Paiva. La opinión pública se anotició del descubrimiento casi una semana después, el martes 15. Y el viernes 18, el juez Miño realizó la inspección judicial en el lugar junto al secretario penal del Juzgado, Mateo Busaniche y autorizó a los forenses a concluir "las tareas de exhumación, registro, embalaje y posterior traslado de los restos" al laboratorio del Equipo de Antropología, en Buenos Aires.
El hallazgo no tiene precedentes en el país. "Es la primera fosa común que se encuentra en jurisdicción militar", dijo el antropólogo Miguel Nieva, quien integra el grupo de investigadores junto a sus colegas, Juan Nóbile y Leonardo Ovando. La primera vez que se hallaron fragmentos humanos en un centro clandestino fue en el "Pozo de Arana", en La Plata, donde estuvo secuestrado Julio López. "Pero esta es la primera vez que se encuentran restos humanos en un predio del Ejército. Se hicieron trabajos en varios lugares del país, se trabajó en La Perla, en el Batallón de Arsenales en Tucumán y en otros lugares, pero es la primera vez que logramos encontrar restos en un predio militar", precisó Nieva.
La causa que instruye el juez Miño se inició en abril de 2007 por una denuncia de la Casa de Derechos Humanos de Santa Fe, que agrupa a las Madres de Plaza de Mayo, Familiares de Desaparecidos y el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos. Aunque ya en 1984, la Conadep se había hecho eco de comentarios de vecinos y conocedores de la zona que habían visto movimientos de vehículos militares y sospechaban de enterramientos clandestinos. El campo San Pedro tiene más de 100 hectáreas y era utilizado por el Ejército para maniobras y ejercicios de artillería.
El elemento clave que orientó la pesquisa fue la cal que utilizaron los ejecutores para hacer desaparecer los cuerpos de sus víctimas. Precisamente, los restos encontrados ahora estaban bajo un manto blanco. "Es una fosa común, en cuyo interior se hallaron restos humanos de varias personas cubiertos con cal y evidencia balística asociada a los mismos", dijo el Equipo de Antropología Forense al anunciar el hallazgo. La sepultura no era muy profunda. Los investigadores creen que fue cavada a pala, sin utilizar ninguna máquina retroexcavadora. Es un rectángulo de 2.70 por 1.70. Y a los 80 centímetros de la superficie comenzaron a aparecer los restos de cal que cubrían todo el sector. Una vez retirada la cal, los forenses encontraron los primeros restos humanos ("un miembro inferior"), por lo que a partir de allí comenzaron un trabajo de excavación arqueológica. Y la verdad comenzó a salir a la luz. Hallaron los restos de ocho personas jóvenes. "Cinco hombres y tres mujeres", según fuentes seguras consultadas por Rosario/12.
Los ocho individuos fueron hallados en distintas posiciones, articulados y extendidos: seis estaban "decúbito dorsal", es decir boca arriba y dos "decúbito ventral", boca abajo. Los seis boca arriba tienen "lesiones perimorten en el cráneo compatibles con heridas producidas por arma de fuego", lo que revela que habrían sido ejecutados con el tiro del final. Uno de los cuerpos tenía también "un objeto de metal en la mano izquierda, posiblemente un anillo" y otro, "una prótesis dental de acrílico y metal en el maxilar superior", que podrían orientar las investigaciones forenses. Fueron enterrados a una profundidad variable entre 1.20 y 1.40.
La semana pasada, Nieva informó que también habían encontrado "una vaina servida de arma de fuego asociada con los restos, pero en este caso no es un indicio de relevancia porque era un campo de artillería y hay muchísimos fragmentos de municiones, vainas y proyectiles" que utilizaba el Ejército.
Las fuentes dijeron que en la fosa común no había otras cápsulas de proyectiles, ni restos de ropa. Una indicio de que podrían haber sido ejecutados en otro lado y luego llevados desnudos hasta el destino final. "Posiblemente los hayan matado en otra parte y después los arrojaron a la fosa", interpretó una de las fuentes.
La Casa de Derechos Humanos que impulsó la causa judicial hace tres años valoró la importancia del hallazgo. "Es la prueba de que este campo del Ejército operó como centro de exterminio de víctimas del terrorismo de estado", dijo Milagros Demiryi. Por lo que, ahora la investigación apuntará a precisar si hay más fosas comunes. "Los testimonios dicen que los enterramientos clandestinos con cal se hicieron varias veces. Hay datos cruzados, algunos testigos que hablan de dos hechos y otros de tres hechos. Indudablemente, el campo San Pedro se usó primero como centro de torturas y después pasó a ser centro de exterminio", planteó Jorge Castro.
Ahora, el Equipo de Antropología Forense intentará "identificar los restos encontrados" en San Pedro, pero también continuará con "la "prospección y búsqueda" de otros enterramientos clandestinos porque "aun resta explorar una gran superficie" del campo del Ejército.
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