Los acusados ampliaron ayer su declaración indagatoria en la última etapa del juicio conocido como Guerrieri II. Descalificaron a Bielsa, Balza, Constanzo y negaron saber el destino de los desaparecidos.
Por Sonia Tessa
Victimizarse y descalificar a los testigos fueron las estrategias de los acusados que ampliaron su declaración indagatoria ayer, en la última etapa del juicio oral y público de la causa Guerrieri II. El principal imputado, Oscar Pascual Guerrieri, admitió la desaparición de personas, aunque dijo desconocer el destino de las víctimas de la causa, por cuyos homicidios agravados fue condenado a prisión perpetua el 15 de abril de 2010. "¿Dónde están las personas que asesinaron en la Intermedia?", interrogó la vocal del Tribunal, Noemí Berros. "Yo no me ocupé de los desaparecidos. No lo sé", dijo Guerrieri. "Usted está reconociendo parte de los hechos que se le imputan. Una manera digna para darle un final a esto es que usted diga lo que sabe", arguyó la otra vocal, Lilia Carnero. "Pero no puedo decirle más de las cosas que sé", se escudó. Debido a la pregunta de Berros, Juan Daniel Amelong la recusó por prejuzgamiento (aunque los asesinatos son cosa juzgada), pero el Tribunal lo rechazó.
Como es su costumbre, Amelong habló durante tres horas, acusó a las víctimas de "terroristas" y puso en tela de juicio varios testimonios. El más notorio fue el del ex canciller Rafael Bielsa, de quien el represor condenado a prisión perpetua por homicidios agravados y otros delitos, dijo que "el rumor era que fue preso en una fiesta homosexual que se hizo en un departamento y no por montonero". En ese punto, el fiscal Gonzalo Stara intervino para exigir que el imputado se ciñera a la causa, pero el presidente del Tribunal, Roberto López Arango, consideró que era parte del derecho a defensa y le permitió continuar con sus difamaciones.
Daniel --tal el apodo de Amelong en el grupo de tareas del Destacamento de Inteligencia 121-- amenazó: "A quienes cometen delitos de lesa humanidad contra mi persona en la actualidad, los veré en una audiencia". Y llegó a la paradoja. "Como abogado seguiré defendiendo la Constitución, mal que les pese a quienes quieren sacarme la matrícula", afirmó. También se ensañó con Martín Balza. "Tenía la misma jerarquía que el coronel Guerrieri, que era su compañero en la Escuela de Guerra. ¿Guerrieri sabía todo y él no sabía nada? Miente", dijo Amelong, condenado a prisión perpetua en Guerrieri I. La quinta La Intermedia donde --según el testimonio del también imputado Eduardo Costanzo-- fueron asesinados los militantes secuestrados en Quinta de Funes, pertenecía a la familia de Amelong.
Cada uno de los acusados que habló puso las quejas al Tribunal Federal Oral número 1 por las restricciones para atenderse en el hospital Militar y las denegaciones de prisión domiciliaria. Lo curioso es que también lo hizo Guerrieri, que goza del beneficio. De los doce represores, también quieren declarar Joaquín Gurrera y Andrés "El Barba" Cabrera, que pidió hacerlo último. Será el jueves próximo, desde las 9.30.
La declaración de Guerrieri cosechó el descontento de sus antiguos subordinados, que lo expresaron al Tribunal. En cambio, cuando Amelong terminó, el acusado Héctor Marino González atinó a aplaudir. Todos los acusados menos Alberto Pelliza --que se descompuso y fue atendido en el Sanatorio Plaza-- estuvieron ayer en la audiencia. Ariel Porra, Ariel López, Marino González y Walter Pagano no van a declarar.
También amplió indagatoria Carlos Antonio Sfulcini, acusado por la desaparición forzada de Fernando Messiez, secuestrado en la puerta de la copistería La Manija, frente a la Facultad de Humanidades y Artes, el 22 de agosto de 1977. El acusado, que también es abogado, basó su testimonio en descalificar a Constanzo. "Estoy imputado por un solo hecho y por las manifestaciones de una sola persona", dijo y aseguró que el diálogo sobre Messiez referido por Costanzo "es falso, no existió nunca porque nunca estuve en La Calamita ni en ningún otro centro de detención".
El último en declarar durante una maratónica jornada de más de ocho horas fue Jorge Fariña, alias Sebastián, que era capitán y se desempeñaba en Inteligencia. "No estoy de acuerdo ni comparto para nada todo lo manifestado por Guerrieri. Yo llevo diez años privado de mi libertad", se quejó el imputado por asociación ilícita, también condenado en la causa Guerrieri I. "Nunca impartí ninguna orden ilegal ni nunca recibí ninguna orden ilegal", dijo el represor. Para el final, habló del asesinato de Raúl Amelong, padre de Juan, "que fue reivindicado por Montoneros". De nuevo, confundió el motivo del juicio, en el que no se investiga ese hecho.
Por Sonia Tessa
Victimizarse y descalificar a los testigos fueron las estrategias de los acusados que ampliaron su declaración indagatoria ayer, en la última etapa del juicio oral y público de la causa Guerrieri II. El principal imputado, Oscar Pascual Guerrieri, admitió la desaparición de personas, aunque dijo desconocer el destino de las víctimas de la causa, por cuyos homicidios agravados fue condenado a prisión perpetua el 15 de abril de 2010. "¿Dónde están las personas que asesinaron en la Intermedia?", interrogó la vocal del Tribunal, Noemí Berros. "Yo no me ocupé de los desaparecidos. No lo sé", dijo Guerrieri. "Usted está reconociendo parte de los hechos que se le imputan. Una manera digna para darle un final a esto es que usted diga lo que sabe", arguyó la otra vocal, Lilia Carnero. "Pero no puedo decirle más de las cosas que sé", se escudó. Debido a la pregunta de Berros, Juan Daniel Amelong la recusó por prejuzgamiento (aunque los asesinatos son cosa juzgada), pero el Tribunal lo rechazó.
Como es su costumbre, Amelong habló durante tres horas, acusó a las víctimas de "terroristas" y puso en tela de juicio varios testimonios. El más notorio fue el del ex canciller Rafael Bielsa, de quien el represor condenado a prisión perpetua por homicidios agravados y otros delitos, dijo que "el rumor era que fue preso en una fiesta homosexual que se hizo en un departamento y no por montonero". En ese punto, el fiscal Gonzalo Stara intervino para exigir que el imputado se ciñera a la causa, pero el presidente del Tribunal, Roberto López Arango, consideró que era parte del derecho a defensa y le permitió continuar con sus difamaciones.
Daniel --tal el apodo de Amelong en el grupo de tareas del Destacamento de Inteligencia 121-- amenazó: "A quienes cometen delitos de lesa humanidad contra mi persona en la actualidad, los veré en una audiencia". Y llegó a la paradoja. "Como abogado seguiré defendiendo la Constitución, mal que les pese a quienes quieren sacarme la matrícula", afirmó. También se ensañó con Martín Balza. "Tenía la misma jerarquía que el coronel Guerrieri, que era su compañero en la Escuela de Guerra. ¿Guerrieri sabía todo y él no sabía nada? Miente", dijo Amelong, condenado a prisión perpetua en Guerrieri I. La quinta La Intermedia donde --según el testimonio del también imputado Eduardo Costanzo-- fueron asesinados los militantes secuestrados en Quinta de Funes, pertenecía a la familia de Amelong.
Cada uno de los acusados que habló puso las quejas al Tribunal Federal Oral número 1 por las restricciones para atenderse en el hospital Militar y las denegaciones de prisión domiciliaria. Lo curioso es que también lo hizo Guerrieri, que goza del beneficio. De los doce represores, también quieren declarar Joaquín Gurrera y Andrés "El Barba" Cabrera, que pidió hacerlo último. Será el jueves próximo, desde las 9.30.
La declaración de Guerrieri cosechó el descontento de sus antiguos subordinados, que lo expresaron al Tribunal. En cambio, cuando Amelong terminó, el acusado Héctor Marino González atinó a aplaudir. Todos los acusados menos Alberto Pelliza --que se descompuso y fue atendido en el Sanatorio Plaza-- estuvieron ayer en la audiencia. Ariel Porra, Ariel López, Marino González y Walter Pagano no van a declarar.
También amplió indagatoria Carlos Antonio Sfulcini, acusado por la desaparición forzada de Fernando Messiez, secuestrado en la puerta de la copistería La Manija, frente a la Facultad de Humanidades y Artes, el 22 de agosto de 1977. El acusado, que también es abogado, basó su testimonio en descalificar a Constanzo. "Estoy imputado por un solo hecho y por las manifestaciones de una sola persona", dijo y aseguró que el diálogo sobre Messiez referido por Costanzo "es falso, no existió nunca porque nunca estuve en La Calamita ni en ningún otro centro de detención".
El último en declarar durante una maratónica jornada de más de ocho horas fue Jorge Fariña, alias Sebastián, que era capitán y se desempeñaba en Inteligencia. "No estoy de acuerdo ni comparto para nada todo lo manifestado por Guerrieri. Yo llevo diez años privado de mi libertad", se quejó el imputado por asociación ilícita, también condenado en la causa Guerrieri I. "Nunca impartí ninguna orden ilegal ni nunca recibí ninguna orden ilegal", dijo el represor. Para el final, habló del asesinato de Raúl Amelong, padre de Juan, "que fue reivindicado por Montoneros". De nuevo, confundió el motivo del juicio, en el que no se investiga ese hecho.
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