Marcha por Silvia Suppo ¡Esclarecimiento y Justicia!

martes, 30 de diciembre de 2014

Silvia Suppo : sus hijos relataron las profusas irregularidades en la investigación policial.

Declararon en la causa por el crimen de su madre "A los únicos que investigaron fue a nosotros, las víctimas", dijeron los hijos de Silvia Suppo

Andrés y Marina Destéfani relataron las profusas irregularidades en la investigación policial.
Andrés Destéfani pudo hablar con su mamá, Silvia Suppo, cuando la llevaban al quirófano del hospital de Rafaela tras las nueve puñaladas que le costaron la vida. Fue un momento. Le preguntó si la habían robado y ella le contestó: "¿Cómo me robaron?". El ignoraba que serían las últimas palabras de Silvia y el rostro de sorpresa, su última imagen, que guardó en la memoria. Andrés y su hermana, Marina Destéfani, declararon ante el Tribunal Oral de Santa Fe que juzga a los imputados por el crimen, Rodrigo Sosa y su primo Rodolfo Cóceres. Los hijos de Suppo relataron el espanto del 29 de marzo de 2010, hace ya cuatro años y su demanda de justicia, pero también las "irregularidades" de la investigación, los manejos de la policía, las escuchas secretas a la familia y hasta un acoso telefónico. "Los únicos investigados fuimos nosotros", dijo Marina al revelar que en la causa se desgrabaron los diálogos con sus abogados y funcionarios del programa nacional Verdad y Justicia. "Los únicos escuchados e investigados fuimos las víctimas", denunció. "¿Y cómo siguió su vida?", le preguntó la querellante Lucila Puyol. "Con mucho miedo y tensión", contestó. Sosa y Cóceres son juzgados por supuesto "homicidio agravado" en ocasión de robo. La hipótesis del crimen político está varada en primera instancia, con dos imputados a los que la Cámara Federal de Rosario les dictó la "falta de mérito".

Silvia fue testigo en la causa Brusa, que terminó en diciembre de 2009 con condenas de entre 19 y 23 años de prisión para cinco genocidas santafesinos. Era la primera por delitos de lesa humanidad en la provincia de Santa Fe.

Andrés dijo que ese lunes se levantó temprano. Cruzó a Silvia antes del desayuno y se fue a trabajar. La casa está al lado del negocio de los Destéfani, con una puerta que los comunica. Intentó apagar las luces del local, pero las dejó encendidas porque frente a la vidriera había un "hombre alto, robusto, pelado", que miraba hacia adentro. Salió a la calle. El hombre empezó a caminar atrás de él, un buen trecho, hasta que se cruzó de vereda, da cuenta Rosario/12.

*La carrera desesperada. Eran casi las diez, cuando Andrés recibió un llamado para que volviera al negocio de su madre porque habían pedido una ambulancia. Corrió. Y cuando llegó, la ambulancia partía hacia el hospital. "El local estaba lleno de gente", les dijo a los jueces. Y recordó lo que había visto en la parte posterior del negocio. Un cuadro del asalto: el charco de sangre, los zapatos de su mamá desparramados, los anteojos rotos y el cristal suelto, con salpicaduras rojas. "Mi mamá fue atacada en el fondo del negocio", interpretó. Andrés dijo que la policía nunca preservó la escena. "Nos pidieron que buscáramos los cuchillos" y después "nos dijeron: 'Si quieren limpiar, limpien'". Ellos no limpiaron.

Marina se enteró del ataque por un llamado de Andrés. Y al llegar, la impactó el desorden, la confusión. "Había vecinos pisando la sangre y con mi cuñada, Estefanía Orellano, tratamos de sacarlos afuera". Un policía nos pedía que "buscáramos el arma, que el cuchillo debía estar por allí". Y se revolvió todo. "La Policía nos dijo que limpiáramos".

¿Qué medidas de seguridad se adoptaron para preservar la escena? le preguntó otro de sus abogados, Guillermo Munné.

- Ninguna - contestó Marina. Y explicó que las cosas que supuestamente se llevaron Sosa y Cóceres no tenían valor de reventa. "Eran objetos de plata muy identificables". "Había cosas de más valor que no se llevaron". Silvia ahorraba en euros porque tenía previsto un viaje a Europa para visitar a su hermano, Hugo Suppo, que también va a declarar en el juicio, en febrero.

La fiscal de la causa y hoy jueza de Rafaela, Cristina Fortunato, recién apareció al día siguiente. "Teníamos derecho a que estuviera en ese momento", se quejó Marina.

- ¿Por qué usted dice: 'la fiscal'? preguntó el fiscal Martín Suárez Faisal

- Porque después nos enteramos que era la doctora Fortunato -dijo Marina. Y siguió: "Mamá tenía muchas heridas" y "muy precisas". "Las nueve puñaladas eran indicios de algo muy extraño".

*El otro suplicio. "La policía nos pidió los números de teléfonos de la familia y se los dimos. Al poco tiempo, comenzamos a recibir llamadas extrañas, solicitando servicios sexuales", relató Marina. El acoso lo sufrió ella y su cuñada. Después, Andrés comentó que eran "llamadas de Rafaela, Buenos Aires y de Santa Fe". Y hasta "tres o cuatro ocasiones en distintas noches".

"Los únicos teléfonos investigados fueron los nuestros", apuntó Marina. Las escuchas a la familia se agregaron a la causa. "Los únicos que fuimos investigados y escuchados fuimos las víctimas". Y entre esas desgrabaciones, había diálogos con sus abogados o funcionarios del programa Verdad y Justicia. En esa etapa, el juez de Rafaela, Alejandro Mognaschi, llegó a rechazar como querellante a la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, que hoy es parte en el juicio.

Andrés dijo que el juez ordenó a la policía investigar el origen de las llamadas, pero sin resultados. "Una era de un hotel de Rafaela, donde había una lista con teléfonos y el de Estefanía se agregó a mano. Se le preguntó al hotel de qué habitación habían realizado la llamada y contestaron que no sabían porque el conmutador estaba roto".

*El video oculto. La trama de las filmaciones de la terminal de ómnibus de Rafaela volvió a salir en el juicio. El hecho ocurrió en las 48 horas siguientes del asesinato. Uno de los responsables de la empresa, Hernán Gunzinger - que está citado a declarar- dijo que entregó el CD al ex subjefe de Policía de Rafaela, Leandro Amaya, pero no le hizo firmar ningún papel. Amaya negó haberlo recibido y el video recién se incorporó a la causa, cuando Gunzinger entregó una segunda copia al juez Mognaschi, tres meses después, en junio de 2010.

Marina recordó el episodio en el juicio y dijo que en video se pueden ver a Sosa y Cóceres (antes de fugarse a Santa Fe, donde fueron detenidos) junto a otras dos personas: la hermana de Sosa, Marcela, con un bebé en brazos y "un hombre de pelo corto, de unos 40 años. Ese hombre nunca se identificó". Denunciamos el hecho "ante Asuntos Internos, pero no se hizo nada".

"La policía se manejaba de manera irregular con nosotros. Venían a las horas más imprevistas, incluso a la noche, para que reconociéramos algo o intentar que firmáramos algo", comentó Marina

*El hombre de afuera. Cuando declaró Andrés, el fiscal le preguntó sobre ese hombre que había visto al salir de su casa, el 29 de marzo, y lo siguió en el trayecto a su trabajo. "¿Lo volvió a ver?", le planteó Suárez Faisal.

- Sí - contestó Andrés. Lo ví dos veces, en un auto Megane blanco. Lo ví en dos ocasiones en la calle, en Rafaela.

- ¿Conoce a los imputados?

- Sí, a Sosa - respondió- . Porque cuidaba y lavaba autos en la cuadra del negocio de Silvia y a la vuelta de la esquina, frente a un restaurante. "Era un habitual de la zona, lo conocía toda la cuadra", dijo. Por eso, Andrés cree que "la intención de matarla estaba desde el primer momento porque si ella sobrevivía lo iba a reconocer", concluyó

viernes, 19 de diciembre de 2014

Los restos de Mencho Germano fueron ayer devueltos a sus familiares

La coronación de un largo proceso

"Este proceso culmina con esta contradesaparición, que es la que permite que sepamos sin ningún margen de duda que Eduardo sí fue secuestrado, torturado, asesinado y su cuerpo escondido", enfatizó su hermano al recibir la urna en el Patio Cívico.

 Por José Maggi

Los convocó el reencuentro con Gustavo "Mencho" Germano, quien estuvo detenido en el Servicio de Informaciones de la ex Jefatura durante la última dictadura, y cuyos restos fueron ayer devueltos a sus familiares. Estaban allí Madres y Abuelas de la Plaza 25 de Mayo, Hijos, Familiares, militantes, ex detenidos desaparecidos, abogados, jóvenes de La Cámpora, Movimiento Evita y Unión de Estudiantes Secundarios, quienes hoy retoman las banderas que levantaba el Mencho. Fue ayer cuando caía la tarde en el Patio Cívico de Dorrego y San Lorenzo.

Su hermano Gustavo Germano, autor de la muestra fotográfica "Ausencias" fue quien recibió la urna con sus restos. "A 38 años del día en que mi hermano fue detenido con solo 18 años y torturado en este mismo lugar, y luego asesinado y su cuerpo escondido, podemos reencontrarnos con él", dijo. Y citó al poeta Juan Gelman, quien "decía que la palabra desaparecido era un poco tramposa, porque esconde cuatro procesos: el secuestro, la tortura, el asesinato y la ocultación del cuerpo". "Hoy (por ayer) siento que estamos coronando un proceso muy largo, fruto de una lucha colectiva durante cuatro décadas. Este proceso culmina con esta contradesaparición, que es la que permite que sepamos sin ningún margen de duda que Eduardo sí fue secuestrado, torturado, asesinado y su cuerpo escondido", enfatizó.

Viejos compañeros de militancia del Mencho recrearon la historia contada en la página web de Roberto Baschetti: "El día de la Navidad del 76, Germano fue asesinado en el barrio rosarino de Fisherton (calles Boulevard Argentino y Colombres), junto a otra compañera detenida María Cristina Pagnanelli. El comandante de Gendarmería, Feced, temible represor, ordenó cerrar el barrio e hizo traer a los dos jóvenes maniatados y en mal estado de salud, adentro de un Ford Falcon; los bajaron y los pusieron dentro de una estructura de metal de unos 4 metros de diámetro por 2 metros de alto. Luego hicieron explotar el cubículo con los dos pibes adentro, por lo que debieron recoger los restos diseminados algunos de los cuales fueron hallados por los propios vecinos el día después. Sus restos fueron enterrados como N.N. en el cementerio rosarino de La Piedad". Justamente el lugar donde fueron identificados tras la incansable tarea del Equipo Argentino de Antropología Forense, con Miguel Nieva a cargo de la investigación junto a la fiscal federal Mabel Colalongo, ambos ausentes ayer de la ceremonia.

La intendenta Mónica Fein y el ministro de Justicia Juan Lewis, participaron del acto, al igual que el secretario de Seguridad Comunitaria Angel Ruani, el subsecretario de Derechos Humanos Ramón Verón, y la Directora de la Memoria Nadia Schujman. Esta última -como abogada querellante de la causa Feced, que actualmente está en instrucción investigando entre otros el crimen de Germano en el Servicio de Informaciones- anunció que hoy presentara un nuevo pedido para que sean indagados los responsables de ese centro clandestino de detención. Schujman explicó a Rosario/12 que el pedido ya había sido girado hace varios meses -aunque sin suerte- por el fiscal Gonzalo Stara al juez federal Marcelo Bailaque.

También fue recordada en el acto María Luisa Quattrín, una estudiante secundaria de 18 años secuestrada y desaparecida en Fray Luis Beltrán.

Viviana Nardone y Rubén Chababo, responsables del Museo de la Memoria de Rosario, recibieron el expediente judicial con el caso Germano, para sumarlo a su biblioteca.

Gustavo Germano tuvo un aparte en su discurso para aquellos que hoy proponen cerrar el tema de los derechos humanos: "Esta gente no tiene ni idea de lo que ha sido esta construcción, de lo que ha sido este fenómeno social que surgió en tiempos en que gran parte de la sociedad justificaba estos hechos, o quería pensar en que no sucedían".

Silvia Suppo: con un cuestionado tribunal se inicia el juicio por su asesinato

Silvia Suppo, cuyo testimonio fue clave para condenar por delitos de lesa humanidad al ex juez Brusa, fue asesinada en su comercio en marzo del 2010. Binner, en ese entonces gobernador de la provincia de Santa Fe, quiso correr la versión de que fue asesinada en ocasión de robo.
 
El Tribunal Oral Federal de Santa Fe iniciará hoy el juicio por el asesinato de Silvia Suppo, ex detenida-desaparecida durante la última dictadura cívico militar, que fue ultimada a puñaladas hace cuatro años en la ciudad de Rafaela.
 
El cuestionado tribunal está integrado por María Ivón Vella, José María Escobar Cello y Luciano Lauría, que juzgará a los imputados Rodolfo Valentino Cóceres, de 26 años, y Rodrigo Ismael Sosa, de 22, quienes en el proceso de instrucción de la causa confesaron el crimen. El juez Lauría fue rechazado por todos los organismos de Derechos Humanos y por la querella compuesta por la familia de Suppo por ser confeso amigo de Víctor Hermes Brusa, condenado gracias al testimonio de Silvia.

Durante estos años el Espacio Verdad y Justicia por Silvia Suppo y numerosos organismos de Derechos Humanos y organizaciones de izquierda reclamaron que el crimen fuera investigado por la justicia federal por tratarse de un crimen con motivos políticos. Silvia aporto testimonios claves para enjuiciar al ex juez Brusa y a los responsables de los crímenes genocidas de la zona de Rafaela. Ella junto a otras sobrevivientes fueron las primeras en poner de relieve los métodos específicos de tortura a los que eran sometidas las mujeres. Sin embargo cuando Silvia es asesinada el gobierno de Binner y los funcionarios políticos de Rafaela se apresuraron a decir que fue un hecho de “inseguridad”, un homicidio en el marco de un robo. La Corte Suprema de Justicia de la Nación dictaminó que la causa sea investigada por la justicia federal.

En un comunicado difundido en las redes sociales por el Espacio Verdad y Justicia por Silvia Suppo e HIJOS Santa Fe denuncian que “En contradicción a lo resuelto dos veces antes, el tribunal ahora acepta el expediente que no tiene ninguna medida investigativa (…) y decide imponer el juicio oral con sólo dos de los imputados. (…) la parcialidad del joven camarista Lauría comienza a mostrar los dientes. Una medida probatoria básica como es la reconstrucción del hecho, es negada por el tribunal con el argumento de superabundancia de pruebas y testigos. En el expediente que la policía de Rafaela armó, que es a lo único a lo que se ha dado valor, no existe ningún testigo del hecho. No hay, en las distintas pericias realizadas, huellas, pelos, rastros que indiquen la forma de cómo mataron a Silvia.”
El Espacio Verdad y Justicia por Silvia Suppo convoca a las 8:30 del día de hoy a concentrarse en la esquina de Primera Junta y San Jerónimo de la ciudad de Santa Fe para reclamar justicia.

jueves, 4 de diciembre de 2014

Captura a represor en plena calle. Osvaldo Tebez, ex agente de la Policía Federal

La Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) detuvo en Rosario a un represor que estaba prófugo. Se trata de Osvaldo Jorge Tebez, ex agente de la Policía Federal, Delegación Rosario, durante la última dictadura militar, quien fue capturado en la vía pública. Tebez, de 68 años, fue detenido el lunes, según se informó; es uno de los que se encontraba en búsqueda y captura.

La Unidad había solicitado en febrero de 2014 la detención e indagatoria de Tebez por considerarlo coautor de los delitos de privación ilegítima de la libertad agravada, tormentos y homicidios, por su presunta participación en procedimientos fraguados.

Tebez se encontraba prófugo desde febrero de 2014. Se ordenó su indagatoria y detención en el marco de la denominada causa Guerrieri, en la que se investigan crímenes de lesa humanidad en el ámbito del Cuerpo II del Ejército.

El ex policía, que durante la dictadura prestó servicios como agente en la delegación local de la Policía Federal, fue indagado este martes y quedó detenido a disposición del Juzgado Federal Nº 4 de Rosario.

La captura de Tebez se suma a la de Ernesto Guillermo Luchini, ocurrida también el lunes, y la de Aldo Mario Alvarez, capturado el martes.